El Perú en el Ranking Latinoamericano: Mortalidad Infantil

Todo país que aspire a convertirse en desarrollado debe buscar afanosamente, aparte de la mejora de sus indicadores económicos, la mejora de sus indicadores sociales. Entre éstos, los dos que miden la mortalidad de los niños son, sin duda alguna, fundamentales, pues reflejan la capacidad o incapacidad de una nación para garantizar la vida y el desarrollo futuro de sus pobladores más indefensos y expuestos.

Uno de ellos es el clásico indicador de Mortalidad Infantil, que se refiere a la probabilidad que tiene un recién nacido de morir antes de cumplir un año de vida. El otro es el de Mortalidad en la Niñez, o Mortalidad Antes de los Cinco Años, referido a la probabilidad de un recién nacido de morir antes de alcanzar dicha edad.

Si bien ambos están estrechamente ligados a la situación de pobreza, el primero es también un reflejo de la capacidad de un país para enfrentar los problemas de salud que suelen afectar severamente a los niños más pequeños (enfermedades gastrointestinales o respiratorias), así como del nivel de salud de las madres, la política de planificación familiar existente, etc. Dado que la mayoría de las muertes por estas causas son evitables, un indicador elevado indica un bajo nivel de desarrollo socioeconómico.

El segundo, por su parte, refleja las condiciones socio-ambientales y de acceso a los bienes y servicios del niño y de la madre. Es decir, está aún más íntimamente ligado que el otro al tema de la pobreza, la cual podría derivar en malnutrición y muerte. Un elevado índice también puede deberse al escaso acceso a la salud, específicamente en aspectos tales como la vacunación y la rehidratación oral.

En esta oportunidad daremos una mirada a la situación actual de ambos indicadores en cada uno de los países latinoamericanos. Tomaremos para ello los datos que acaba de publicar el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en su Estado Mundial de la Infancia 2009.

Como se observa, Bolivia es el país que tiene los indicadores más preocupantes, pues, dadas las condiciones actuales, se espera que nada menos que 57 de cada 1000 niños bolivianos mueran antes de cumplir los 5 años. Su indicador de mortalidad infantil es de 48 por mil.
Le siguen, a gran distancia, aunque con indicadores también muy deficitarios, Guatemala y República Dominicana.

Es sorprendente el caso de México, cuya elevada tasa de mortalidad en la niñez no parece ser compatible con su buena calificación en cuanto al Índice de Desarrollo Humano (IDH), en el cual figura entre los países más adelantados del continente. El país azteca tiene una mortalidad en la niñez de 35 por mil y una mortalidad infantil de 29 por mil.
El país más grande de la región, Brasil, se ubica a media tabla, con tasas de mortalidad de 22 y 20, respectivamente.

En lo que atañe al Perú, luego de un gran progreso en los últimos años, se sitúa entre los siete países latinoamericanos con menor porcentaje de muertes en la niñez, pues el número de éstas llega a 20 por mil para los niños menores de cinco años, y a 17 para los menores de un año. Según la UNICEF, "entre 1990 y 2007, el índice nacional de mortalidad de menores de cinco años disminuyó en un 74%, lo que supone el descenso más acusado registrado en toda América Latina y el Caribe en ese periodo".

Con indicadores superiores al peruano, es decir, con menores niveles de mortalidad, figuran Venezuela, Argentina, Uruguay y Costa Rica, y cerrando la tabla, con indicadores muy superiores a los de todo América Latina, se ubican Chile (9 por cada mil niños menores de cinco años y 8 por cada mil menores de un año) y Cuba (7 y 5 por mil, respectivamente).

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