TLCs: se Incrementa el Número

Aunque todavía se halla muy lejos de igualar el record de Chile y México, los países con más Tratados de Libre Comercio (TLC) en el mundo (tiene más de 40 cada uno), el Perú ya ha efectuado un gran avance, poniendo de manifiesto su clara pretensión de ser un país abierto al mundo en materia de comercio exterior, flujos de capitales, servicios e inversiones.


Vamos llenando, con TLCs, nuestro álbum de comercio exterior.

A la fecha, ya lleva suscritos TLC con cerca de 10 países, entre ellos la mayor potencia del mundo (Estados Unidos) y la que en muy poco tiempo se convertirá en la segunda (China). También los tiene con Canadá, Chile, Singapur, Tailandia y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), conformada por Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein. Algunos de estos acuerdos, como los suscritos con Estados Unidos y Chile, ya están operativos, en tanto que otros se hallan en la etapa de implementación, próximos a entrar en vigencia.

Además, nuestro país está en conversaciones con otra gran potencia (Japón) y con el bloque económico más grande (la Unión Europea), conformado por 27 países desarrollados.
Asimismo, tiene muy avanzadas las negociaciones con México (las que por ahora están en stand by) y las ha iniciado, con perspectivas muy halagüeñas, con Corea.

Y, en los siguientes meses, espera conversar con otros países y bloques que se hallan interesados en profundizar las relaciones bilaterales. Son candidatos los países centroamericanos, varias potencias intermedias, como India y Australia, y algunos de los países más dinámicos del mundo, como Malasia e Indonesia.

La idea es romper, hasta donde se pueda, las barreras comerciales, integrarnos al mundo y competir en éste a base de eficiencia, calidad de productos, adecuado aprovechamiento de nuestras innegables ventajas comparativas y competitivas y una creciente mejora de nuestras capacidades humanas, económicas y técnicas.

El camino es duro, pero, poco a poco, y con el respaldo de una política económica de calidad, que en ningún momento se aparte del camino de la racionalidad, sin duda se podrá lograr el objetivo de hacer de nuestro país una potencia exportadora y un gran receptor de inversiones, apuntalando la probabilidad de un rápido despegue del nivel de vida de la población.

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