Una caja rural de ahorro y crédito (CRAC) hija de una cooperativa de la década de 1960 no está condenada al fracaso ni la mediocridad. El ejemplo, Credichavín, una CRAC con sede en Huaraz (Áncash), cuyo accionariado estaba repartido de manera irregular entre más de 3.000 socios ex cooperativistas y que arrojaba pérdidas.
"Luego de consolidar la posición accionarial y hacer algunas reformas de gerencia, pasamos del puesto 11, de 13 cajas en el 2003, al puesto cinco en el 2008, incluyendo a las cajas adquiridas por el BBVA", comenta el presidente del directorio de la CRAC, Marco Castillo.
En efecto, hoy más del 87% de las acciones de la CRAC están en manos de 20 accionistas, 17 de los cuales decidió fundar un fondo de inversión al que bautizaron (no muy originalmente, es cierto) Fondo Andino de Inversiones, dueño, al día de hoy, del 86% de las acciones de Credichavín.
"Lo que queremos es ampliar el espectro del negocio hacia otras áreas complementarias en el ámbito microfinanciero rural, (que es donde buscamos posicionarnos) con el negocio de la caja, porque para nosotros la palabra clave es inclusión, además de las utilidades", explica Castillo.
En efecto, lo que buscan es generar e impulsar actividades afines dentro de lo que ellos llaman corredores de negocio (como las cadenas productivas) en que se pueden crear sinergias y mejorar la productividad.
Ahora, después de haber realizado un aumento de capital voluntario entre octubre y diciembre del año pasado, con el que el capital de la CRAC pasó de S/.6 millones a S/.9 millones, piensan llegar a Lima y abrirán este año de "todas formas una oficina", probablemente en el distrito de Los Olivos.
Además, están buscando un local para abrir (aún no saben cuándo), pero tal vez sea ya en el 2010, una oficina en San Isidro o Miraflores.
"Estamos negociando un paquete de líneas de crédito de mediano plazo por unos US$12 millones para poder ofrecer financiamiento a través de otros productos".
"Luego de consolidar la posición accionarial y hacer algunas reformas de gerencia, pasamos del puesto 11, de 13 cajas en el 2003, al puesto cinco en el 2008, incluyendo a las cajas adquiridas por el BBVA", comenta el presidente del directorio de la CRAC, Marco Castillo.
En efecto, hoy más del 87% de las acciones de la CRAC están en manos de 20 accionistas, 17 de los cuales decidió fundar un fondo de inversión al que bautizaron (no muy originalmente, es cierto) Fondo Andino de Inversiones, dueño, al día de hoy, del 86% de las acciones de Credichavín.
"Lo que queremos es ampliar el espectro del negocio hacia otras áreas complementarias en el ámbito microfinanciero rural, (que es donde buscamos posicionarnos) con el negocio de la caja, porque para nosotros la palabra clave es inclusión, además de las utilidades", explica Castillo.
En efecto, lo que buscan es generar e impulsar actividades afines dentro de lo que ellos llaman corredores de negocio (como las cadenas productivas) en que se pueden crear sinergias y mejorar la productividad.
Ahora, después de haber realizado un aumento de capital voluntario entre octubre y diciembre del año pasado, con el que el capital de la CRAC pasó de S/.6 millones a S/.9 millones, piensan llegar a Lima y abrirán este año de "todas formas una oficina", probablemente en el distrito de Los Olivos.
Además, están buscando un local para abrir (aún no saben cuándo), pero tal vez sea ya en el 2010, una oficina en San Isidro o Miraflores.
"Estamos negociando un paquete de líneas de crédito de mediano plazo por unos US$12 millones para poder ofrecer financiamiento a través de otros productos".
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