Buena Noticia: el Petróleo Bajó de US$ 100

En medio de la tormenta financiera que vive hoy el mundo, y de la inquietante inflación que nos preocupa, resulta grato comprobar que el precio del petróleo sigue con su precipitada racha bajista, que lo ha llevado a caer, por primera vez en los últimos seis meses, por debajo de los US$ 100. A la fecha, el crudo de Texas (WTI) ya se cotiza a US$ 92.78.

Como se sabe, y como se puede comprobar en el gráfico, el precio del barril creció sostenidamente desde hace más de un año, pasando de los US$ 60 en que se hallaba a inicios del 2007, a más de US$ 140 en julio del presente año.

Ello, obviamente, puso en aprietos a numerosos países que, como el nuestro, importan el crudo. En el Perú, ésa fue una de las causas principales de la reaparición de la inflación, justo en momentos en que se le había logrado reducir a niveles mínimos.

El fondo de estabilización, que se creó con el objeto de evitar las alzas, quedó maltrecho ante la vertiginosa carrera hacia arriba de los precios internacionales. En esas condiciones, se desvirtuó, y se convirtió en un peligroso subsidio, que acaba de ser parcialmente desmontado, cuando se comprendió que resultaba insostenible para el fisco.


¿Retornará el barril a US$ 60? Para el Perú sería excelente.

Felizmente, ahora ocurre este alivio en los mercados internacionales. No tiene su origen en noticias muy buenas, pues responde en gran parte a la desaceleración de varias de las grandes economías, pero, de cualquier manera, nos sirve en el combate que le tenemos entablado a la inflación, por lo que es bienvenido.

Con ese respiro externo, al que se ha unido la reducción de los precios de varios alimentos que importamos, nuestras autoridades económicas tendrán algunas preocupaciones menos. Por lo tanto, se podrán concentrar mejor en el problema interno, es decir, en la acelerada demanda, para la cual ya han sido dadas varias medidas, como sucesivas alzas de las tasas de interés de referencia y de encaje.

Sin un petróleo y sin alimentos al alza, la lucha antiinflacionaria podría acrecentar sus probabilidades de éxito en lo que resta del año. Eso, a la vez, ayudaría a evitar que se siga ajustando las severas (pero muchas veces indispensables) clavijas de la desaceleración. Sin duda, ambas circunstancias serían muy bien recibidas por la población.


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