Sí, Yolanda Acame. Era una señora que traía ropa importada en plena dictadura de Velasco y que vestía a la alta sociedad limeña. Mi mamá me llevaba a su tienda y yo me quedaba fascinada con su buen gusto para decorar todo. Imagínate que cerraba el lugar para armar su árbol de Navidad, que por cierto era el mejor de Lima.
¿Cuándo descubriste que esto iba a convertirse en tu profesión ?
Las situaciones se fueron dando. Una noche que estaba en una discoteca con unos amigos, uno de ellos me dijo: "Tu deberías diseñar vitrinas, porque tienes buen gusto para combinar la ropa". En ese momento, a las 3 a.m., salí de la discoteca y me fui a la tienda familiar que administraba. Me metí en la vitrina, corte los hilos de fierro donde se colgaba la ropa, apoyé una chompa roja en una silla blanca de diseño y hacia un lado coloqué un ventilador blanco que tenía. Y, efectivamente, esas chompas rojas fueron las que más se vendieron.
¿Solo te has animado por las vitrinas de boutiques?
No, de hecho hoy me anima la idea de desarrollar puestos para ferias internacionales que no venden productos tangibles sino soluciones para problemas globales, temas de responsabilidad social. Creo que hacia allá se dirige mi carrera.
¿Es cierto que tienes una fijación por las vacas?
Sí, las tengo representadas en mi casa en todo lo que puedas imaginar. Estoy convencida de que me traen suerte, no sé por qué. Pero debo aceptar que no soy constante con mis ideas, porque las quiero, pero me las como.
Sabemos que participaste en la remodelación del despacho presidencial en el 2001, luego de que lo abandonara Keiko Fujimori, y que opinaste que el lugar había quedado "huachafo, como si fuera una cebichería".
Creo que no se trata de tener buen o mal gusto, pero sí considero que se debe llamar a las personas adecuadas, que tengan conocimiento de lo histórico de estos espacios. Sobre todo porque se trata de Palacio de Gobierno, cuya arquitectura es invaluable y ¡que nos pertenece a todos! Ahí debe participar el INC para que los trabajos se hagan de manera indicada y no a dedo.
¿Es verdad que tienes un especial gusto por las vitrinas de Victoria's Secret?
Me gusta el manejo de márketing que han desarrollado, en el que una siente el momento de compra como parte de su fantasía sensual y sexual. Ves a mujeres de talla XXL comprando unas trusas chiquititas porque se sienten sensuales. Y esa experiencia es diferente a la de ir a comprarte un calzón.
¿Qué episodio de tu vida pondrías en una vitrina?
Tengo muchos episodios, pero aunque suene cursi pondría el primer contacto con mi hija. Creo que es algo que realmente marca tu vida, porque pasas de un estado en el que no sabes qué diablos haces ahí y a los tres minutos ves los ojos de tu hija que te reconoce y te toca. Pondría lo que vi: la mano de mi hija tocándome la cara.
¿Qué pondrías en una vitrina que represente al Perú?
Haría una vitrina sobre magia, porque creo que el Perú tiene gente tan optimista y tan positiva que ha podido levantarse de tropezones. Pondría a una persona joven yendo a toda velocidad en la carretera manejando una moto, porque creo que el Perú va como una moto. Sería un día soleado y esta persona estaría mirando al cielo.
¿Qué episodio de la política enmarcarías?
La sensación de pánico que sentimos muchos al pensar que podría haber sido elegido Humala. Sería una escena de pánico en la que se ve una multitud fugando hacia el aeropuerto.
¿Entrarías a Gamarra a hacer vitrinas?
Ya las hice, tengo varios clientes ahí y me encanta. Pero creo que el problema de Gamarra, para consolidarse como uno de los más importantes centros comerciales limeños, no son las vitrinas, sino el desorden. El día que se resuelva eso te aseguro que será mil veces mejor que el Jockey Plaza, porque ya hoy por hoy todo el mundo va a comprar ahí.
¿Qué pondrías en una vitrina que te represente?
¡Uf! Tendría que tener de todo un poco, hasta parecería recargada, pero con una onda teatral. Tendría todos los colores y algo de dorado, de todas maneras. Además, tendría una de las ropas de Yolanda y algo de mi primera vitrina, porque ese fue el momento en que me convencí de que podía hacer algo y hacerlo bien.
Más de Karina
-Estudió diseño de vitrinas en Nueva York y Londres. Ha escrito dos libros sobre vitrinas y piensa publicar un tercero.
-Ha trabajado en varios países creando escaparates para diferentes firmas. Está casada y tiene una niña.
-Conoció a Mohamed Al Fayed, dueño de Harrods, cuando diseñó para él un escaparate de productos peruanos en Lima.