Para ser el mejor tienes que estar donde las papas queman. Luis Mori no solo habla del surf. También habla del trabajo por el que se ha hecho conocido en el cada vez más creciente círculo de tablistas. Él es un 'surfer' que entra al mar sin tabla pero con un wetsuit, unas aletas, una cámara, y a veces, hasta con un casco. Lucho es camarógrafo acuático. "Para hacer buenas tomas tienes que estar muy cerca de los tablistas pero para eso necesitas físico, 'caña' y valor", dice. Desde que agarró la tabla a los 13, Luis supo que esta sería la pasión de su vida. Por eso, un día cogió una cámara de video y se metió al mar. Hace tres años formó Perú Surf Video y ahora tiene una cartera de 50 clientes que le piden que los inmortalice con su lente. Él le dedica un 100% porque "no me veo haciendo otra cosa".
Al parecer, hay frases que solo cambian de dueño. En 1973, un Ricardo Bouroncle de 20 años pensó exactamente lo mismo cuando decidió fabricar su primer wetsuit. "A principio de los años 70 era difícil de conseguir y nadie los hacía", recuerda el director de Boz Performance Wetsuits. Entonces, él y su socio compañero de tabla, decidieron convencer a un fabricante internacional de wetsuit para trabajar juntos en el Perú. No funcionó. Pero la empresa les vendió una lata de goma y 50 planchas de tela a US$4.000. "No sabíamos pegar ni coser ni nada, nos demoramos un año descifrando cómo se hacía un wetsuit y el primero que hice estaba pegado con babas", dice. Poco a poco el garaje de su casa se convirtió en un taller en Punta Hermosa, y hoy su empresa hace más de 2.000 piezas al año y exporta el 20% del total.
Para competir con marcas extranjeras, Boz realiza a menudo variaciones en sus diseños. "Los buenos wetsuits son hechos por tablistas, yo corro todos los días y pruebo los wetsuits que van a salir y cambio los cortes y el grosor de tela", sostiene. Para esta empresa, verano o invierno es igual porque "el Perú tiene olas continuas todo el año y el agua es fría, es más, en invierno hace más frío y te piden más wetsuits enteros".
TABLAS DE EXPORTACIÓN
En cambio, la demanda local de tabla si varía por el cambio de estación. "Por eso el 30% de la producción se va al extranjero", dice Rodolfo Klima, dueño de Klimax, empresa que fabrica cerca de 200 tablas al mes. Rodolfo tuvo su primera tabla a los 10 años y él mismo la parchaba cuando se le un hacía hueco. Luego le comenzaron a llegar tablas de segunda para reciclarlas. Y a los 15 logró fabricar su primera tabla. Cuenta que "yo me vacilaba haciendo mis tablas y, luego de usarlas, las vendía". En el 93 comenzó a importar la materia prima y formalizó su empresa. Rodolfo cuenta que al momento de crecer "estaba esclavizado por tener que hacer 100 tablas a mano al mes, pero luego conseguimos una máquina que nos permitió crecer más del doble". En el mercado local, el pico de ventas de Klimax es entre diciembre y enero, pero su producción para el exterior comienza desde setiembre.
Por otro lado, el mercado de tablas Sunset se concentra en el exterior. "El 80% de nuestra producción se dirige al extranjero y la mitad de ella ha encontrado un mercado entre los tablistas más jóvenes", explica Carlos Echecopar, gerente de Belech S.A., empresa que las fabrica. "Nosotros no competimos con el mercado local de tablas porque las nuestras están hechas con un material de PBC que las hace más suaves e inofensivas para el tablista", comenta. Conocidas como 'softboard', las tablas tienen todos los tamaños, pero las prefieren los niños y los que recién se entrenan en la tabla. Por eso, Echecopar también tiene convenios con varias escuelas de surf locales. Aunque la exportación de tablas se ha mantenido estable en años anteriores, Echecopar comenta que en el 2006 sus exportaciones bajaron un 20% debido al ingreso de China en el mercado de las tablas suaves. "Si no fuera por ellos mis ventas pudieron haber aumentado cinco veces más este año", advierte. Al respecto, Isabel Segura, gerenta de manufactura de ÁDEX, explica que para seguir siendo competitivas, las empresas deben explorar nuevos mercados en el exterior y trabajar mucho en la diferenciación de la marca. "Hay que elaborar productos con detalles más difíciles de copiar y estar siempre un paso adelante", añade.
ONDA SURF
Hay otras empresas que se han subido a la ola sin necesidad de tocar el agua. "Ahora el mercado se dicta por la moda que te da el surf, pero nosotros nos colgamos de ese concepto porque vimos que el estilo surf no pasaría de moda", dice Dieter Zúñiga, gerente de desarrollo de Dunkelvolk. Su negocio comenzó por una casualidad. A ellos les gustaba el skate, pero a mediados de los años 90 no existían pantalones anchos, así que confeccionaron unos. Apenas --Dieter y su socio-- hicieron su primer pantalón, se dieron cuenta del éxito que tendrían. Dunkelvolk sería la ropa para la gente que le guste el deporte de aventura. "Ahora la imagen de surf la tenemos más fuerte, y como somos surfers, lo vimos venir antes de que 'Sofi' esté dando la hora", dice Dieter, que ahora proyecta crecer 20% este año y tener varias tiendas-concepto con el nombre de Dunkelvolk . "El futuro es la venta retail", asegura.
El negocio de Manuel Mendoza también nació por amor a la tabla. Un día de 1999 decidió confeccionar y diseñar una funda para la suya, y sus amigos le pidieron que haga otras. Ahora, con el nombre de Etnia, vende sus creaciones a un costo mínimo de US$50.
Pero ellos no son los únicos. Existen cerca de 15 fabricantes de tabla, 50 escuelas de surf, y 'surfcamps' (hospedajes y campamentos para tablistas) con guías especializados que saben dónde y cuándo se forma mejor la ola. Por ejemplo, Jorge Coronel Zegarra, surfer de 41 años y gerente de Surfvantrips, empresa que trae tablistas especializados del exterior, dice que lo mejor de su negocio es viajar en búsqueda de la ola perfecta.
Al parecer, hay frases que solo cambian de dueño. En 1973, un Ricardo Bouroncle de 20 años pensó exactamente lo mismo cuando decidió fabricar su primer wetsuit. "A principio de los años 70 era difícil de conseguir y nadie los hacía", recuerda el director de Boz Performance Wetsuits. Entonces, él y su socio compañero de tabla, decidieron convencer a un fabricante internacional de wetsuit para trabajar juntos en el Perú. No funcionó. Pero la empresa les vendió una lata de goma y 50 planchas de tela a US$4.000. "No sabíamos pegar ni coser ni nada, nos demoramos un año descifrando cómo se hacía un wetsuit y el primero que hice estaba pegado con babas", dice. Poco a poco el garaje de su casa se convirtió en un taller en Punta Hermosa, y hoy su empresa hace más de 2.000 piezas al año y exporta el 20% del total.
Para competir con marcas extranjeras, Boz realiza a menudo variaciones en sus diseños. "Los buenos wetsuits son hechos por tablistas, yo corro todos los días y pruebo los wetsuits que van a salir y cambio los cortes y el grosor de tela", sostiene. Para esta empresa, verano o invierno es igual porque "el Perú tiene olas continuas todo el año y el agua es fría, es más, en invierno hace más frío y te piden más wetsuits enteros".
TABLAS DE EXPORTACIÓN
En cambio, la demanda local de tabla si varía por el cambio de estación. "Por eso el 30% de la producción se va al extranjero", dice Rodolfo Klima, dueño de Klimax, empresa que fabrica cerca de 200 tablas al mes. Rodolfo tuvo su primera tabla a los 10 años y él mismo la parchaba cuando se le un hacía hueco. Luego le comenzaron a llegar tablas de segunda para reciclarlas. Y a los 15 logró fabricar su primera tabla. Cuenta que "yo me vacilaba haciendo mis tablas y, luego de usarlas, las vendía". En el 93 comenzó a importar la materia prima y formalizó su empresa. Rodolfo cuenta que al momento de crecer "estaba esclavizado por tener que hacer 100 tablas a mano al mes, pero luego conseguimos una máquina que nos permitió crecer más del doble". En el mercado local, el pico de ventas de Klimax es entre diciembre y enero, pero su producción para el exterior comienza desde setiembre.
Por otro lado, el mercado de tablas Sunset se concentra en el exterior. "El 80% de nuestra producción se dirige al extranjero y la mitad de ella ha encontrado un mercado entre los tablistas más jóvenes", explica Carlos Echecopar, gerente de Belech S.A., empresa que las fabrica. "Nosotros no competimos con el mercado local de tablas porque las nuestras están hechas con un material de PBC que las hace más suaves e inofensivas para el tablista", comenta. Conocidas como 'softboard', las tablas tienen todos los tamaños, pero las prefieren los niños y los que recién se entrenan en la tabla. Por eso, Echecopar también tiene convenios con varias escuelas de surf locales. Aunque la exportación de tablas se ha mantenido estable en años anteriores, Echecopar comenta que en el 2006 sus exportaciones bajaron un 20% debido al ingreso de China en el mercado de las tablas suaves. "Si no fuera por ellos mis ventas pudieron haber aumentado cinco veces más este año", advierte. Al respecto, Isabel Segura, gerenta de manufactura de ÁDEX, explica que para seguir siendo competitivas, las empresas deben explorar nuevos mercados en el exterior y trabajar mucho en la diferenciación de la marca. "Hay que elaborar productos con detalles más difíciles de copiar y estar siempre un paso adelante", añade.
ONDA SURF
Hay otras empresas que se han subido a la ola sin necesidad de tocar el agua. "Ahora el mercado se dicta por la moda que te da el surf, pero nosotros nos colgamos de ese concepto porque vimos que el estilo surf no pasaría de moda", dice Dieter Zúñiga, gerente de desarrollo de Dunkelvolk. Su negocio comenzó por una casualidad. A ellos les gustaba el skate, pero a mediados de los años 90 no existían pantalones anchos, así que confeccionaron unos. Apenas --Dieter y su socio-- hicieron su primer pantalón, se dieron cuenta del éxito que tendrían. Dunkelvolk sería la ropa para la gente que le guste el deporte de aventura. "Ahora la imagen de surf la tenemos más fuerte, y como somos surfers, lo vimos venir antes de que 'Sofi' esté dando la hora", dice Dieter, que ahora proyecta crecer 20% este año y tener varias tiendas-concepto con el nombre de Dunkelvolk . "El futuro es la venta retail", asegura.
El negocio de Manuel Mendoza también nació por amor a la tabla. Un día de 1999 decidió confeccionar y diseñar una funda para la suya, y sus amigos le pidieron que haga otras. Ahora, con el nombre de Etnia, vende sus creaciones a un costo mínimo de US$50.
Pero ellos no son los únicos. Existen cerca de 15 fabricantes de tabla, 50 escuelas de surf, y 'surfcamps' (hospedajes y campamentos para tablistas) con guías especializados que saben dónde y cuándo se forma mejor la ola. Por ejemplo, Jorge Coronel Zegarra, surfer de 41 años y gerente de Surfvantrips, empresa que trae tablistas especializados del exterior, dice que lo mejor de su negocio es viajar en búsqueda de la ola perfecta.
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