Los Paros y los Trenes de Lima

Los días en que los transportistas paralizan sus actividades, se suele poner en servicio el Metro o Tren Eléctrico (mejor dicho, los escasos diez kilómetros que tiene construidos) y el tren de pasajeros del ferrocarril central.


Viéndolos circular por la ciudad, aliviando el problema del transporte, se advierte lo útiles que resultan, pese a estar construido sólo en parte el primero y no estar plenamente apto para un servicio regular de pasajeros el segundo.


La pregunta que surge ante una circunstancia así es la de cómo es posible que una ciudad tan enorme como Lima, poseedora de un caótico y obsoleto servicio de transporte, se dé el lujo de mantener inactivos estos dos importantísimos elementos de su mobiliario urbano. La capital de la república los requiere brindando permanentemente el servicio, y no sólo eventualmente. El ferrocarril central, que atraviesa toda la ciudad de este a oeste, no puede seguir transportando exclusivamente carga, en tanto que el Metro o Tren Eléctrico no puede seguir pasando los años convertido en un costosísimo elefante blanco. Ambos tienen que ponerse al servicio del transporte urbano a la brevedad posible.


Afortunadamente, hay planes al respecto. Luego de la frustrada convocatoria para la construcción del tramo del Metro que va desde el puente Atocongo hasta la avenida Grau, el gobierno tomó la decisión de ejecutarlo con sus propios recursos, para entregarlo luego en concesión, junto con lo ya existente, a un operador privado que lo administre durante el tiempo de duración del acuerdo. Dado que en agosto se entregaría la buena pro para la construcción, en un par de años el tren ya podría estar circulando a lo largo de sus 22 primeros kilómetros de viaducto elevado.


En cuanto al ferrocarril, el concesionario (Ferrocarril Central Andino) ha expresado en reiteradas ocasiones su interés en establecer un servicio regular de pasajeros, entre Chosica y el Callao. El Ministerio de Transportes y Comunicaciones secunda la idea, así que es de esperar una pronta definición al respecto. Ello requeriría la compra de trenes adecuados a la corta distancia (pues no sería razonable emplear los pesados trenes de pasajeros que llegan hasta Huancayo), poner en funcionamiento alguna infraestructura complementaria a la actual (estaciones, elementos de seguridad y señalización), y mejorar el entorno urbano de la zona por la que transitaría, con el fin de dotarla de mayor seguridad y atraer así a los potenciales pasajeros.

Ojalá, pues, que en los no deseados, pero probables paros de transportes de los años 2012 ó 2013, ya no constituya ninguna novedad, sino más bien un hecho rutinario, el ver circular a estos dos fundamentales trenes de Lima.

Fotos: Andina

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