Aburrido debut de la señito en América.

Luciendo un sexy vestido rojo, ya que es su color de la buena suerte, la 'señito' apareció en las pantallas de América Televisión feliz y radiante y agradeció a Dios por tantas bendiciones, así como al público por seguirla durante tantos años. "Sin ustedes, este sueño no se haría realidad".

Seguramente esa felicidad que irradiaba no era solo por reencontrarse con la magia de la pantalla chica, sino también por el reciente nacimiento de su nieta Luana, la segunda hija de Ethel, quien por cierto se encontraba desde tempranas horas en las instalaciones de América, al igual que Micky Rospigliosi, amigo de la rubia y que fue uno de los participantes de 'Bailando por un sueño'.

La rubia, al ritmo del tema 'Las abejas' de Juan Luis Guerra, interpretado en vivo por la orquesta bajo la dirección de Pepe Ortega, se apoderó de la pista de baile y luego hizo su tradicional saludo palmoteando tres veces la pista de baile.

"Si 'Bailando por un sueño' los emocionó, el 'Show de los sueños' unirá a toda la familia peruana", dijo la rubia para luego presentar a su jurado de baile y de canto.

Conforme se acercaba las 10 de la noche, la expectativa iba en aumento y los nervios también. Por eso, alrededor de las 9:30, y como ya es costumbre, Gisela se reunió con todos los 'héroes' y 'soñadores' para hacer una oración, agradecerle a Dios y pedirle que todo salga bien.

Diez minutos más tarde, Cristian Rivero, coanimador de la rubia, en esta temporada, salió al aire con un grupo de artistas con sus soñadores para que expresen cómo se sienten minutos antes de subir a la pista de baile o interpretar sus canciones.

A pesar de toda esta parafernalia, este formato parece ya haber llegado al tope de su atractivo, puesto que conforme pasaban los minutos, se hacía más evidente la repetición de viejas fórmulas, así como el hartazgo de los televidentes al ver más de lo mismo. Inclusive Pachi Valleriestra se equivocó al puntuar a sus concursantes, lo cual ya genera nuevamente desconfianza a este tipo de programas.

Si las cosas vas como están, es seguro que la cuantiosa inversión en producción de la que tanto se ufanan, no podrá salvar al programa de los jueces más implacables, los televidentes.

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