Después de haber superado los US$ 22 mil millones entre marzo y mayo del 2008, los fondos privados de pensiones de nuestro país entraron en una fase de aguda caída, de la mano de la crisis financiera internacional y el consiguiente desplome de la Bolsa de Valores de Lima, entidad en la cual se invierte gran parte de éstos (el 30% del fondo se destina a acciones).
Así, el monto total administrado por las cuatro AFP en funciones (Integra, Horizonte, Prima y Profuturo), se redujo en nada menos que US$ 7 mil millones, llegando a febrero del presente año a sólo US$ 15 mil millones.
Como era entendible, tal situación generó un enorme desconcierto entre los afiliados, algunos de los cuales, temerosos de que la caída se prolongara, iniciaron trámites para trasladarse al sistema público. Felizmente, la gran mayoría optó por la permanencia, comprendiendo que el problema no estaba en el manejo de las AFP ni en la economía peruana, sino en una crisis financiera originada en el exterior, que, dados los buenos fundamentos internos, tendría un carácter sólo temporal, y, por lo tanto, no afectaría mayormente las perspectivas de largo plazo del capital acumulado.
No se equivocaron, y el tiempo les está dando la razón. Hoy, en virtud de la difusión de noticias alentadoras en el panorama internacional (que han propiciado una significativa recuperación de los precios de nuestros metales de exportación), de la gradual puesta en práctica del programa reactivador del gobierno (apuntalado por la reducción de la tasa de interés de referencia y otras medidas), así como del paulatino restablecimiento de la confianza empresarial y de las inversiones, la Bolsa ha experimentado una notable recuperación, habiendo acumulado ya un alza de 70% en lo que va del año. Ello ha permitido a las AFP restituir una buena parte de lo perdido, de tal manera que, al 15 de mayo, el recurso administrado ya supera los US$ 18,700 millones.
Dada la inmensa importancia del fondo de pensiones en la vida futura de sus afiliados, y su protagónico rol en el mercado de capitales, al constituir una insustituible y vital fuente de financiamiento de largo plazo, la noticia de su recuperación, tan rápida y notable, es motivo de doble satisfacción.
Así, el monto total administrado por las cuatro AFP en funciones (Integra, Horizonte, Prima y Profuturo), se redujo en nada menos que US$ 7 mil millones, llegando a febrero del presente año a sólo US$ 15 mil millones.
Como era entendible, tal situación generó un enorme desconcierto entre los afiliados, algunos de los cuales, temerosos de que la caída se prolongara, iniciaron trámites para trasladarse al sistema público. Felizmente, la gran mayoría optó por la permanencia, comprendiendo que el problema no estaba en el manejo de las AFP ni en la economía peruana, sino en una crisis financiera originada en el exterior, que, dados los buenos fundamentos internos, tendría un carácter sólo temporal, y, por lo tanto, no afectaría mayormente las perspectivas de largo plazo del capital acumulado.
No se equivocaron, y el tiempo les está dando la razón. Hoy, en virtud de la difusión de noticias alentadoras en el panorama internacional (que han propiciado una significativa recuperación de los precios de nuestros metales de exportación), de la gradual puesta en práctica del programa reactivador del gobierno (apuntalado por la reducción de la tasa de interés de referencia y otras medidas), así como del paulatino restablecimiento de la confianza empresarial y de las inversiones, la Bolsa ha experimentado una notable recuperación, habiendo acumulado ya un alza de 70% en lo que va del año. Ello ha permitido a las AFP restituir una buena parte de lo perdido, de tal manera que, al 15 de mayo, el recurso administrado ya supera los US$ 18,700 millones.
Dada la inmensa importancia del fondo de pensiones en la vida futura de sus afiliados, y su protagónico rol en el mercado de capitales, al constituir una insustituible y vital fuente de financiamiento de largo plazo, la noticia de su recuperación, tan rápida y notable, es motivo de doble satisfacción.