La semana pasada publicamos un gráfico que mostraba la evolución del PBI peruano real del período 1950-2008. Éste permitía ver, por ejemplo, que dicho indicador se había incrementado 8.73 veces desde entonces, a una tasa anual promedio de 3.81%. Eso significaba que, después de 58 años, nuestra economía era casi 9 veces más grande. Un importante incremento productivo, sin duda.
Lamentablemente, ese simple dato no dice mucho, pues no toma en cuenta que la población también ha crecido velozmente, a una tasa anual de 2.32%, habiéndose incrementado 3.77 veces entre 1950 y el 2008. Por lo tanto, no nos revela la verdadera evolución del ingreso promedio de cada peruano en ese lapso de tiempo.
Por eso, ahora veremos un indicador mucho más relevante. Uno que no sólo toma en cuenta la evolución de la producción total, sino también el incremento poblacional. Se trata del PBI per capita, resultante de dividir el PBI total de cada año entre el número total de habitantes.
Dado que las cifras están expresadas en términos reales, es decir, al margen del engañoso efecto inflacionario, reflejan la verdadera evolución, en términos de poder adquisitivo, de lo que cada peruano produce y percibe como ingreso promedio cada año. Así, por ejemplo, si el dato de un año es 5% mayor que el del año anterior, significa que, efectivamente, la capacidad adquisitiva del PBI per capita promedio varió en ese porcentaje.
Los datos y el gráfico de hoy constituyen una actualización de los que publicamos hace un año (ver aquí), y que tuvieron muy buena acogida. Tal como aquéllos, se basan en la información publicada por el Banco Central de Reserva, esta vez en su Memoria 2008.
Las fotografías de los presidentes, así como la especificación acerca de sus períodos gubernamentales, permiten apreciar quiénes propiciaron, con sus políticas económicas, mejoras del PBI per capita, y quiénes generaron declinaciones de éste.
Se aprecia claramente que los años del período 1950-1975 fueron, casi sin excepción, de crecimiento sostenido. En esa etapa, el PBI per capita se duplicó en términos reales, pasando de 2,873 a 5,542 soles de 1994.
Lamentablemente, fue a fines de ese período, durante la dictadura de Velasco, que se sembró las semillas de la crisis posterior. En efecto, el estatismo y las demás medidas de corte socialista de dicho régimen militar (con su secuela de deficits fiscales y comerciales, y desequilibrios y distorsiones de todo tipo) propiciaron la retracción de las inversiones, y con ello la debacle que sufrió la economía en los siguientes años, y que se tradujo en una galopante inflación y una asfixiante recesión.
Los mediocres gobiernos de Belaúnde y Morales Bermúdez no corrigieron los graves desequilibrios incubados en el velasquismo, y la crisis se acentuó.
Luego, en los años 80, el catastrófico gobierno de Alan García, con un caótico manejo de la economía, terminó de empeorar las cosas, al desatar una virulenta combinación de hiperinflación con hiper recesión. El resultado de ello fue que a fines de dicha década, el ingreso promedio de los peruanos se había derrumbado a un nivel similar al de treinta años atrás. Sin ningún temor se puede decir que el período comprendido entre fines de los 60 y fines de los años 80, fue uno de los más negros de nuestra historia.
En los años 90, durante el gobierno de Fujimori, sí se hizo lo que el país requería, y que no se había hecho durante los dos gobiernos anteriores: desmantelar el nefasto modelo económico velasquista, verdadero causante de la crisis, y adoptar uno de corte eminentemente liberal.
Tras un par de años de caída del producto por habitante, se logró la estabilización de la economía, y a partir de 1993 comenzó un período de recuperación, que se fue haciendo cada vez más intenso, a medida que las inversiones, nacionales y extranjeras, se sentían atraídas por el nuevo ambiente macroeconómico. Hacia fines de los años 90 hubo una desaceleración, derivada de un fortísimo Fenómeno del Niño en 1998, y de las severas crisis financieras rusa y asiática, pese a lo cual la economía no tuvo una caída dramática. Felizmente, tampoco la tuvo durante la terrible crisis política y de corrupción que propició la defenestración de Fujimori.
Luego, ya en este siglo, la economía ha gozado de sus mejores años, tanto en el gobierno de Toledo como en el de García. En ambos, se ha registrado un espectacular crecimiento, no sólo por el favorable entorno económico internacional, sino también porque, con buen tino, ambos gobernantes decidieron mantener la vigencia del eficiente modelo económico de libre mercado instaurado en los años 90. Como resultado de ello, el PBI per capita del año 2008 llegó a 6,647 soles de 1994, el mejor nivel de su historia y superior en 20% al de 1975 (5,542 soles de 1974).
Nota: los datos consignados en el gráfico para los años 2009, 2010 y 2011 son estimaciones, considerando crecimientos del PBI de 3%, 4% y 5%, respectivamente, que se pueden calificar de bastante razonables, y hasta de conservadoras, teniendo en cuenta que la economía peruana parece próxima a recuperarse de la desaceleración producida por la crisis internacional.
Lamentablemente, ese simple dato no dice mucho, pues no toma en cuenta que la población también ha crecido velozmente, a una tasa anual de 2.32%, habiéndose incrementado 3.77 veces entre 1950 y el 2008. Por lo tanto, no nos revela la verdadera evolución del ingreso promedio de cada peruano en ese lapso de tiempo.
Por eso, ahora veremos un indicador mucho más relevante. Uno que no sólo toma en cuenta la evolución de la producción total, sino también el incremento poblacional. Se trata del PBI per capita, resultante de dividir el PBI total de cada año entre el número total de habitantes.
Dado que las cifras están expresadas en términos reales, es decir, al margen del engañoso efecto inflacionario, reflejan la verdadera evolución, en términos de poder adquisitivo, de lo que cada peruano produce y percibe como ingreso promedio cada año. Así, por ejemplo, si el dato de un año es 5% mayor que el del año anterior, significa que, efectivamente, la capacidad adquisitiva del PBI per capita promedio varió en ese porcentaje.
Los datos y el gráfico de hoy constituyen una actualización de los que publicamos hace un año (ver aquí), y que tuvieron muy buena acogida. Tal como aquéllos, se basan en la información publicada por el Banco Central de Reserva, esta vez en su Memoria 2008.
Las fotografías de los presidentes, así como la especificación acerca de sus períodos gubernamentales, permiten apreciar quiénes propiciaron, con sus políticas económicas, mejoras del PBI per capita, y quiénes generaron declinaciones de éste.
Se aprecia claramente que los años del período 1950-1975 fueron, casi sin excepción, de crecimiento sostenido. En esa etapa, el PBI per capita se duplicó en términos reales, pasando de 2,873 a 5,542 soles de 1994.
Lamentablemente, fue a fines de ese período, durante la dictadura de Velasco, que se sembró las semillas de la crisis posterior. En efecto, el estatismo y las demás medidas de corte socialista de dicho régimen militar (con su secuela de deficits fiscales y comerciales, y desequilibrios y distorsiones de todo tipo) propiciaron la retracción de las inversiones, y con ello la debacle que sufrió la economía en los siguientes años, y que se tradujo en una galopante inflación y una asfixiante recesión.
Los mediocres gobiernos de Belaúnde y Morales Bermúdez no corrigieron los graves desequilibrios incubados en el velasquismo, y la crisis se acentuó.
Luego, en los años 80, el catastrófico gobierno de Alan García, con un caótico manejo de la economía, terminó de empeorar las cosas, al desatar una virulenta combinación de hiperinflación con hiper recesión. El resultado de ello fue que a fines de dicha década, el ingreso promedio de los peruanos se había derrumbado a un nivel similar al de treinta años atrás. Sin ningún temor se puede decir que el período comprendido entre fines de los 60 y fines de los años 80, fue uno de los más negros de nuestra historia.
En los años 90, durante el gobierno de Fujimori, sí se hizo lo que el país requería, y que no se había hecho durante los dos gobiernos anteriores: desmantelar el nefasto modelo económico velasquista, verdadero causante de la crisis, y adoptar uno de corte eminentemente liberal.
Tras un par de años de caída del producto por habitante, se logró la estabilización de la economía, y a partir de 1993 comenzó un período de recuperación, que se fue haciendo cada vez más intenso, a medida que las inversiones, nacionales y extranjeras, se sentían atraídas por el nuevo ambiente macroeconómico. Hacia fines de los años 90 hubo una desaceleración, derivada de un fortísimo Fenómeno del Niño en 1998, y de las severas crisis financieras rusa y asiática, pese a lo cual la economía no tuvo una caída dramática. Felizmente, tampoco la tuvo durante la terrible crisis política y de corrupción que propició la defenestración de Fujimori.
Luego, ya en este siglo, la economía ha gozado de sus mejores años, tanto en el gobierno de Toledo como en el de García. En ambos, se ha registrado un espectacular crecimiento, no sólo por el favorable entorno económico internacional, sino también porque, con buen tino, ambos gobernantes decidieron mantener la vigencia del eficiente modelo económico de libre mercado instaurado en los años 90. Como resultado de ello, el PBI per capita del año 2008 llegó a 6,647 soles de 1994, el mejor nivel de su historia y superior en 20% al de 1975 (5,542 soles de 1974).
Nota: los datos consignados en el gráfico para los años 2009, 2010 y 2011 son estimaciones, considerando crecimientos del PBI de 3%, 4% y 5%, respectivamente, que se pueden calificar de bastante razonables, y hasta de conservadoras, teniendo en cuenta que la economía peruana parece próxima a recuperarse de la desaceleración producida por la crisis internacional.