La industria crece fuertemente y demanda mucha mano de obra. (Foto: Andina)
Desde su puesta en práctica, en los ya lejanos años 90, el modelo económico peruano fue criticado acremente por los heterodoxos y otros opuestos al libre mercado y a la apertura, quienes, si bien le reconocían eficacia para estabilizar la economía, le negaban capacidad para generar crecimiento elevado y, por ende, para mejorar los niveles de empleo.
La primera de dichas objeciones se fue desvirtuando con el correr de los años, pues el modelo de libre mercado no sólo fue capaz de estabilizar, sino también de crecer a gran velocidad, como ha sido evidente en todos estos años, especialmente en los más recientes, en que las tasas de expansión vienen alcanzando niveles considerables.
Sólo quedaba pendiente el tema del empleo, el cual se revelaba francamente complicado, porque, pese a las mejoras en la dinámica económica, éstas no se reproducían en el ámbito laboral, que tercamente continuaba siendo el punto débil del modelo.
Afortunadamente, se llegó a un punto de inflexión, luego del cual las cosas han entrado en una clara fase de mejoría. De la mano de la notable expansión de la demanda interna, particularmente del consumo y la inversión, la situación del mercado laboral ha comenzado a evolucionar favorablemente, como lo vienen mostrando, de manera cada vez más nìtida, los diversos indicadores sobre la materia.
Entre las constataciones más importantes se puede señalar las siguientes:
1. El empleo nacional urbano en las empresas privadas de diez y más trabajadores se viene incrementando, cada vez más aceleradamente, tal como muestra el siguiente gráfico, basado en los resultados de la Encuesta Nacional de Variación Mensual del Empleo, del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE). La actual tasa de crecimiento de esta variable es muy superior a la tasa de crecimiento poblacional del país y a la de la Población Económicamente Activa (PEA), habiendo llegado prácticamente a igualar la notable tasa de crecimiento del PBI. Una situación así no se había dado desde hace muchos años.
En el siguiente gráfico del MTPE se aprecia claramente la velocidad del crecimiento, al comparar el índice de cada mes con el de similar mes del año anterior. Por ejemplo, en febrero del 2008 fue de 9.1% respecto de febrero del 2007. Con ello, acumula una mejora de 8.9% en el primer bimestre (respecto de su similar del año anterior).
El gráfico también permite observar que el índice se incrementa mes a mes, llegando a su punto culminante al cierre del año. Luego declina levemente en los primeros meses del año siguiente, para volver a retomar la tendencia hacia arriba.
2. El empleo adecuado en las provincias viene creciendo más aceleradamente que en Lima: en febrero del 2008 creció 9.4% frente a febrero del 2007. Así, acumula un alza de 9.1% en el primer bimestre.
Tal situación se corrobora al observar las notables tasas de crecimiento del empleo registradas en muchas de las principales ciudades del interior.
3. El mayor crecimiento del empleo se viene observando en las empresas más grandes. En efecto, mientras que en febrero sólo creció 5.5% en las empresas de 10 a 49 trabajadores, lo hizo en 10.5% en aquéllas de más de 50 trabajadores. Ello es muy saludable, considerando que, en su inmensa mayoría, dichas empresas son formales, brindando, por lo tanto, las mejores condiciones laborales a su personal, lo que se refleja, entre otras cosas, en mejores salarios y mayores beneficios sociales. Dicha tendencia se mantiene en el presente año.
4. Como producto de lo señalado en el punto anterior, se viene notando un lento pero sostenido trasvase de trabajadores desde las empresas pequeñas e informales hacia las empresas de mayor tamaño y formales. Con ello, también está comenzando a disminuir, levemente, el subempleo. Sin embargo, la inmensa mayoría de la PEA ocupada aún labora en pequeñas y micro empresas, de uno a diez trabajadores.
5. Los sectores más importantes y dinámicos en materia laboral son el comercial, el extractivo, el de transportes, almacenamiento y comunicaciones, el de servicios y el industrial manufacturero, que en conjunto explican la casi totalidad de los requerimientos de mano de obra.
En cuanto a Lima, principal mercado laboral del país, también registra la tendencia observada en los gráficos anteriores, aunque con tasas de crecimiento algo menores a las de varias ciudades del interior. En febrero, el empleo creció 9%, acumulando un crecimiento de 8.9% en el primer bimestre.
En la capital, la población económicamente activa era, en marzo, de 4.4 millones de personas. De ese total, la población desempleada representaba el 9%, la subempleada el 48% y la adecuadamente empleada el 43%.
Esta última, que, como se sabe, es aquélla que trabaja 35 o más horas a la semana y percibe ingresos mayores al valor de la canasta mínima de consumo, viene creciendo ininterrumpidamente desde hace 18 meses. Así, en el trimestre móvil terminado en enero del 2008 aumentó 6.5% (respecto de similar período de un año atrás), en el terminado en febrero 10.3% (incorporando casi 175,000 personas) y en el terminado en marzo 9% (incorporando a 154 mil).
La población desempleada limeña, por su parte, disminuyó 11.1% en el trimestre terminado en enero del 2008, 6.5% (27,400 personas) en el terminado en febrero y 4.4% (18,800 personas) en el terminado en marzo.
Como acabamos de ver, las cosas parecen estar yendo bastante bien. Según el gobierno, en el año y medio que lleva en funciones se han generado en todo el país 900 mil puestos de trabajo, a un promedio de 50 mil mensuales, señal de que "el crecimiento económico que se viene registrando no sólo es sostenible, sino, además, inclusivo".
Las perspectivas empresariales sobre el futuro económico resultarán claves para que se mantenga o intensifique una evolución tan positiva como la actual, pues serán ellas las que determinarán la cantidad de mano de obra a demandar. Afortunadamente, son mayoritariamente optimistas.
La próxima realización en Lima de las cumbres con la Comunidad Europea y con los países miembros de la APEC, la próxima entrada en vigencia de los TLC con Estados Unidos y Canadá, y el inminente otorgamiento al Perú del Grado de Inversión por parte de al menos una gran agencia calificadora (S&P), eventos y circunstancias todos que sin duda se traducirán en una mayor inversión, contribuyen a apuntalar esas buenas perspectivas y por ende a consolidar las mejoras en los niveles de empleo.
Ver: http://www.mintra.gob.pe/peel/publicaciones/iem/IEM_141.pdf