“Hay que ser muy creativos para vivir del arte”

Nunca antes vivir del arte ha sido tan difícil para la escultora limeña María Espinoza Ospino, que llegó a Huánuco en 1982, y desde esa fecha no ha dejado de buscar los medios necesarios para solventar su labor artística. Ella además de ocupar su tiempo a moldear con arcilla o madera, se dedica a realizar trabajos en fibra de vidrio para automóviles con la finalidad de poder sobrevivir en esta ciudad.

Es que en Huánuco, vivir del arte es muy complicado, pero con un poco de creatividad e ingenio muchos artistas como ella tratan de sobresalir en este difícil mundo.

“En Huánuco no se puede vender con la facilidad que se vendería en otros lugares. El arte es de alguna manera mal visto y casi siempre los artistas somos maltratados por las autoridades”, señala la escultora María Espinoza.

“En mi caso puedo hacer trabajos de escultura, pero lamentablemente nadie las compra en Huánuco, entonces, en algunas oportunidades, he trabajado como profesora, pero esto me resta tiempo para seguir produciendo, y yo quiero ser artista y no docente”, agrega.

En su lucha por sobrevivir para dedicarse al arte, María Espinoza nos cuenta que realiza trabajos de fibra de vidrio. Así, en su taller artístico ha habilitado un área para realizar estos trabajos, como el parchado de parachoques, biseles, clones de biseles, y otros partes de carros y motos.

La discriminación en el plano laboral

Ella dice que aun cuando la mujer haya ganado en las últimas décadas muchísimo terreno en el mercado laboral, todavía persiste su discriminación y exclusión en algunas partes del Perú.

Ello lo vive en carne propia esta artista que diariamente tiene que convencer a los clientes que llegan a su taller, de que hará tan bien como lo hace un varón, los trabajos en fibra de vidrio.

“A mi taller llegan muchos clientes preguntando por un “fibrero”, pero al enterarse que la que realiza el trabajo es una mujer, optan por retirarse en busca de algún lugar donde el que realice el trabajo sea un varón”, sostiene.

“Muchos creen que el hecho de ser mujer me limita para realizar un buen trabajo”, señala.

Lo barato sale caro

En nuestro entorno huanuqueño hay esculturas de muy bajo nivel artístico, porque las autoridades prefieren contratar a cualquier persona que dice que es “escultor”, sin una evaluación conciente, se queja la escultora.

“Yo presenté muchas proformas de trabajos, pero me las han rechazado por el precio, pues consideran que son muy costosas. Sin embargo, yo utilizo un material de buena calidad que garantiza la duración del trabajo, por ello cuesta un poco más, aunque no necesariamente su precio real”, sostiene.

“Hace tiempo presenté un proyecto para hacer una escultura de la Perricholi, en Tomayquichua. Durante cuatro meses estuve asistiendo a la Municipalidad para conocer a quién le habían dado el contrato, sin embargo nunca obtuve respuesta. Luego me di con la sorpresa que la escultura fue realizada por otra persona”, dice.

Ella lamenta que las autoridades “te paseen”, pero lo más grave es que al final opten por contratar personas que no realizan un trabajo de calidad.

“El tratamiento que ha recibido la escultura no es recomendable y con el tiempo es probable que se reviente y se deteriore fácilmente”, señala al referirse a la pieza que ahora adorna Tomayquichua.

“En el aspecto anatómico, no es muy interesante, yo creo que si vamos a representar a un personaje como la Perricholi, esta debe de ser una sugerente, con un vestuario adecuado, de la época, y con todo el esplendor. Yo creo que esto se debería tener en cuenta en el futuro”, dice.

Ahora hay muchos que prefieren traer de fuera y no aprovechar lo que tienen en casa. Yo creo que antes de hacer un trabajo hay que evaluar al escultor, pedirle que presente una maqueta del trabajo que va a realizar y de acuerdo a ello, entregarle el trabajo.

Exposiciones postergadas

“No hago exposiciones, porque definitivamente para exponer hay que hacer varios trabajo, y vender siquiera dos, pero aquí no se vende nada”. Yo puedo pedir 200 soles por un trabajo que vale tres veces más que eso, pero no te pagan”, dice tras reconocer que existe una gran pobreza.

En ese sentido, sostiene, que los amantes del arte tienen que evaluar entre comprar alguna pieza que les haya gustado o gastar ese dinero en alguna necesidad.

Ella no deja de enrostrar a las autoridades de la zona la falta de apoyo en estas actividades artísticas como la creación de espacios para vender su arte o el establecimiento de escuelas para capacitar a niños con aptitudes para poder vivir del arte.
Contacto:
María Espinoza Ospino:
e-mail: maria_escultora@hotmail.com

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