Escuché a Mike Carlton, asesor internacional de agencias de publicidad, contar esta historia en una convención de Icom, una asociación mundial de agencias independientes. Las galeras romanas eran impulsadas por el esfuerzo de esclavos encadenados a los remos. Esta es la saga de una de ellas, interceptada por una tormenta. La única manera de escapar era acelerar el ritmo de las paladas, con toda la fuerza que la desesperación origina. Una vez alejados del peligro los remeros volvieron a su ritmo habitual, pero no faltó un romano suspicaz que pensó que la galera tenía el potencial de ir más rápido, a una velocidad de tormenta.
Los que remaban no eran tontos. Si habían hecho un supremo esfuerzo era, en primer lugar, por el propio instinto de conservación. Pero eso no representaba el día a día. Las condiciones para un motín estaban dadas. Bueno, pero esto ¿qué tiene que ver una agencia de publicidad? Que ahora menos gente está produciendo más y tiene que hacerlo casi siempre más rápido. No solo eso, en la Asociación Peruana de Agencias de Publicidad (Apap), donde se exigen requisitos profesionales para asociarse, ahora somos 21 agencias. Cinco años atrás éramos 25. Los números hablan por sí solos. Hay menos galeras.
Entonces, ¿qué se necesita para mantener una tripulación satisfecha a velocidad competitiva? Varias cosas: liderazgo, cuanto más horizontal mejor, que valore no solo el trabajo, sino a la persona que lo realiza. Plantear desafíos. La buena gente de agencia espera trabajar en un ambiente que vaya más allá de la zona de confort y que se celebren las ideas que vayan más allá de lo convencional. Un junior debe tener un mentor. Muchos de los actuales líderes de agencias tuvieron un veterano que lo guiara por los caminos y los atajos del oficio. No se trata de un programa estructurado. Se trata de un afán espontáneo para compartir.
Debe tratarse en lo posible de integrar de tanto en tanto algo nuevo en la labor diaria, antes de que el intelecto se adormezca. El tema da para más, pero para cerrar la metáfora incluiré una frase de Carlton: "Cuida tus tropas y ellas te cuidarán a ti". Esto puede aplicarse tanto a un capitán de galera romana como a un ejecutivo senior de una moderna agencia publicitaria.
Los que remaban no eran tontos. Si habían hecho un supremo esfuerzo era, en primer lugar, por el propio instinto de conservación. Pero eso no representaba el día a día. Las condiciones para un motín estaban dadas. Bueno, pero esto ¿qué tiene que ver una agencia de publicidad? Que ahora menos gente está produciendo más y tiene que hacerlo casi siempre más rápido. No solo eso, en la Asociación Peruana de Agencias de Publicidad (Apap), donde se exigen requisitos profesionales para asociarse, ahora somos 21 agencias. Cinco años atrás éramos 25. Los números hablan por sí solos. Hay menos galeras.
Entonces, ¿qué se necesita para mantener una tripulación satisfecha a velocidad competitiva? Varias cosas: liderazgo, cuanto más horizontal mejor, que valore no solo el trabajo, sino a la persona que lo realiza. Plantear desafíos. La buena gente de agencia espera trabajar en un ambiente que vaya más allá de la zona de confort y que se celebren las ideas que vayan más allá de lo convencional. Un junior debe tener un mentor. Muchos de los actuales líderes de agencias tuvieron un veterano que lo guiara por los caminos y los atajos del oficio. No se trata de un programa estructurado. Se trata de un afán espontáneo para compartir.
Debe tratarse en lo posible de integrar de tanto en tanto algo nuevo en la labor diaria, antes de que el intelecto se adormezca. El tema da para más, pero para cerrar la metáfora incluiré una frase de Carlton: "Cuida tus tropas y ellas te cuidarán a ti". Esto puede aplicarse tanto a un capitán de galera romana como a un ejecutivo senior de una moderna agencia publicitaria.
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