Actualmente solo uno de cada cuatro trabajadores tiene acceso a derechos laborales y seguridad social, el subempleo es la característica más saltante de la población y los niveles de productividad laboral aún se encuentran bastantes bajos en comparación con otros países. El Perú está en la cola en los niveles de cumplimiento de la normativa laboral pero, a la par, estamos entre los veinte países más proteccionistas del mundo.
Los estudios señalan que se ha producido el fenómeno de "huida del derecho laboral": un mercado en el que es fácil encontrarse con relaciones laborales ocultas o simuladas, donde proliferan los recibos por honorarios, locaciones de servicios o trabajos autónomos, tercerizaciones y outsourcing endebles, contrataciones laborales atípicas y todo un proceso de externalización de funciones laborales a favor de relaciones comerciales y civiles.
Ante este fenómeno, urge una reforma integral del sistema de relaciones laborales para lograr la inclusión laboral. Para ello, las normas deberían flexibilizar las condiciones de acceso al empleo y el Estado garantizar una protección mínima para todos. Simultáneamente, la negociación colectiva debería convertirse en el instrumento de mejora de los estándares básicos y un fuerte sistema de fiscalización laboral debería garantizar la equidad del sistema, tanto para trabajadores como empleadores.
En un contexto en el que tenemos una situación económica estable y en crecimiento, un TLC con EE.UU. y el nombramiento del reconocido laboralista Mario Pasco como ministro de Trabajo, tenemos una oportunidad para reformar y modernizar nuestras relaciones laborales, de tal manera que se mejoren los niveles de protección y seguridad, así como se dicten las disposiciones relacionadas con un mejor acceso a la formalidad laboral.
El mundo laboral sigue cambiando y las respuestas del Estado todavía son lentas, tímidas o aisladas. Urge de una vez implementar la reforma integral del mercado laboral peruano (público y privado); solamente es importante tener cuidado de hacerlo con el mayor diálogo social, con estudios técnicos e integrales y tomando en cuenta la experiencia de otros países.
Desde hace mucho hay un problema que ningún gobierno se ha atrevido a afrontar: el acceso a la formalidad laboral o al empleo decente.
Por Jorge Toyama M. [Abogado laboralista]
Los estudios señalan que se ha producido el fenómeno de "huida del derecho laboral": un mercado en el que es fácil encontrarse con relaciones laborales ocultas o simuladas, donde proliferan los recibos por honorarios, locaciones de servicios o trabajos autónomos, tercerizaciones y outsourcing endebles, contrataciones laborales atípicas y todo un proceso de externalización de funciones laborales a favor de relaciones comerciales y civiles.
Ante este fenómeno, urge una reforma integral del sistema de relaciones laborales para lograr la inclusión laboral. Para ello, las normas deberían flexibilizar las condiciones de acceso al empleo y el Estado garantizar una protección mínima para todos. Simultáneamente, la negociación colectiva debería convertirse en el instrumento de mejora de los estándares básicos y un fuerte sistema de fiscalización laboral debería garantizar la equidad del sistema, tanto para trabajadores como empleadores.
En un contexto en el que tenemos una situación económica estable y en crecimiento, un TLC con EE.UU. y el nombramiento del reconocido laboralista Mario Pasco como ministro de Trabajo, tenemos una oportunidad para reformar y modernizar nuestras relaciones laborales, de tal manera que se mejoren los niveles de protección y seguridad, así como se dicten las disposiciones relacionadas con un mejor acceso a la formalidad laboral.
El mundo laboral sigue cambiando y las respuestas del Estado todavía son lentas, tímidas o aisladas. Urge de una vez implementar la reforma integral del mercado laboral peruano (público y privado); solamente es importante tener cuidado de hacerlo con el mayor diálogo social, con estudios técnicos e integrales y tomando en cuenta la experiencia de otros países.
Desde hace mucho hay un problema que ningún gobierno se ha atrevido a afrontar: el acceso a la formalidad laboral o al empleo decente.
Por Jorge Toyama M. [Abogado laboralista]
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