Aceite peruano para autos

Por cerca de veinte años, Oswaldo Hidalgo Solís se dedicó a manejar su empresa de fabricación de uniformes industriales. Pero a comienzos de los noventa pasó por una enorme crisis. Las industrias ya no compraban y así de pronto se quedó sin clientes. Estaba quebrado, con muchas obligaciones por cumplir, y tomó la decisión de empezar de cero. Otra vez. "Y me metí en el rubro más difícil", dice. Eligió fabricar aceites para automóviles. Comenzó con líquido para frenos. Había comprado ya un terreno para la fábrica en Los Olivos y se mudó allá. En ese tiempo no sabía que iba a ser muy difícil que alguien confiara el motor de su auto a un lubricante nuevo y hecho en el Perú, porque este es un sector dominado por transnacionales. A pesar de eso Hidalgo apostó a que mal no le iba a ir.

¿Y cómo introducir al mercado este nuevo producto? La primera opción fue promocionar los productos entre talleres y pequeños negocios del cono norte. Y funcionó. De otro modo no hubiera podido, pues poco a poco Hidalgo notó que las marcas extranjeras tenían poderosas armas de márketing --incluso las más arteras-- para disolver sus ánimos. Y así le costo más de 15 años tener 6% del mercado y ser el único fabricante nacional que da pelea a los gigantes.

Hace cuatro años mudó su fábrica a Ancón. Era hora de crecer en serio. Pero mudarse a la nueva casa tenía algunos puntos en contra. Ancón está lejos de todo y por eso sus empleados llegaban media hora tarde, a las 8:30 a.m. La distancia que debían recorrer era muchísimo más larga que para ir al local anterior. La gente no estaba contenta. Los jefes tampoco y propusieron un cambio radical en el horario de ingreso: que sea a las 7 de la mañana. "¿Si no pueden llegar a las 8, como harán para llegar a las 7?", se preguntó Oswaldo. Era un reto conseguir que el personal se comprometiera a cumplir con el horario. Se les prometió mejoras y desayuno en el comedor de la empresa. Y desde ese día nadie llega tarde.

Lo que siempre ha sido puntual es el compromiso con la familia. Ninguno de los ocho hermanos Hidalgo Solís ha quedado excluido de la empresa: por eso la función de todos es importante. "Somos pluralistas. Nada es en singular". Oswaldo les enseña a decir: "Esto es nuestro". Nunca: "Esto es mío". El objetivo de Oswaldo Hidalgo es que en 10 años Vistony se venda por lo menos en 10 países. Luego, cuando la siguiente generación tome el mando y se sientan dueños de la empresa --que es lo que serán-- su sueño es estar en todos los países del mundo. ¿Por qué no?

MIS CLAVES
-Competitivos. Aún trabajamos al 30% de nuestra capacidad de producción, pero fabricamos nuestro propio aceite mientras la competencia lo importa. Vistony se vende en Ecuador, Bolivia, Paraguay y Chile: estamos a nivel de cualquier grasa en el mercado mundial.
-Diversificar. Vistony tiene más de 60 productos para diferentes necesidades, no solo de automóviles, también para embarcaciones. Recientemente hemos lanzado una línea de productos de limpieza. Pero todavía es un rubro pequeño en la compañía.

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