“Los héroes son aquellos personajes que se distinguen por vencer muchas barreras para lograr algo grande y una empresa es algo grande”, responde Daniel Córdova a la pregunta: ¿qué es para usted un héroe? Este economista ha publicado “Los nuevos héroes peruanos”, un libro que cuenta la historia de 12 emprendedores que salieron de la pobreza por medio de sus negocios. O, mejor dicho: casos de la vida real en los que los problemas cotidianos y familiares no fueron impedimentos para crear negocios sólidos. “Cuando escuché las historias de estas personas, me di cuenta de que lo que me emocionaba, me sorprendía, no eran tanto las historias de sus negocios, sino sus historias de vida”, dice.
El heroísmo supone una alta dosis de responsabilidad y una de las tesis del libro es que solo los pobres pueden vencer la pobreza, ¿no es una carga muy pesada?
Esto que me dices es el reflejo de la educación vigente, donde se dice que el Estado es el que debe hacerse cargo de las personas pobres y que ellos no tienen la capacidad para tomar la rienda de sus destinos. Y es también lo que yo pensaba antes. Pero eso es ser paternalista y es un grave error que yo considero haber corregido en mi forma de pensar. La realidad ha cambiado.
¿En qué sentido cambió?
Para que se haga empresa tuvo que pasar algo cultural, algo que los hizo a ellos [los personajes del libro] tener la necesidad, astucia y heroísmo para hacer empresa. Es el fenómeno de las microfinanzas, una revolución capitalista desde abajo. A esta gente el Estado no les ha dado nada. Ellos se han hecho solos. Es un fenómeno que muestra que la pobreza se derrota generando riqueza y con emprendimientos, no con programas asistenciales. Si el Estado tiene que hacer algo, es promover los negocios.
Hernando de Soto defendía el hecho de que la pobreza se luchaba por medio de la creación de microempresas, pero en su libro usted sustenta que él se equivocó en algo.
En los años 80, el gran mérito de él fue abrirnos los ojos sobre el hecho de que los informales, más que ser un problema y una consecuencia del subdesarrollo, eran la gran oportunidad para derrotar la pobreza. Su propio dinamismo empresarial era una esperanza. De Soto, teniendo este gran mérito, tuvo el gran error de considerar que lo que se tenía que hacer era darle títulos de propiedad para que accedan a créditos. Pero el Estado no ha sido capaz de darles títulos de propiedad y las microfinanzas se han generado a través de mecanismos de libre mercado. Para que haya un crédito solo debe haber un flujo de caja positivo.
El tiempo que abarca en la publicación va desde 1970 hasta el 2010, cuando se vivía una época de convulsión social, política y económica que finaliza en el alza de la economía nacional. ¿Los emprendedores de ahora a qué se van a enfrentar en el Perú?
Felizmente a muchas oportunidades. Cuando yo hacía mi doctorado en Francia, de 1988 a 1994, pensé que nunca iba a regresar al Perú. Este país estaba partido en pedazos, era un desastre. En ese momento yo no imaginaba la situación en la que el Perú está ahora, que es todavía la situación de un país pobre, subdesarrollado, pero que ha duplicado su PBI per cápita en cinco años y de seguir así ojalá dentro de 45 podamos ser un país medianamente desarrollado.
Sin embargo, muchos pequeños empresarios tuvieron mucho éxito y “Los nuevos héroes peruanos” es un registro de ello, ¿por qué a otros emprendedores no les fue igual de bien?
Yo estoy trabajando en un concepto que se llama la inteligencia emprendedora. Esta cualidad tiene que ver con esa capacidad para ver oportunidades y lanzarse sobre ellas a todo nivel: cuando se entra al mercado, cuando se trata con un proveedor, cuando se contrata a personal. Algunos huelen las oportunidades y ejecutan algo para cubrirlas; otros no. Hay una visión estratégica de ver una necesidad de mercado e innovar sobre eso. No es una cuestión innata, pero sí es una cosa que se desarrolla según avanza la actividad.
Una de las estrategias más comunes de los emprendedores del libro es su habilidad para las relaciones personales y su capacidad para asociarse. ¿Es así siempre?
Sí, así se hacen los negocios. Una de las cualidades de un buen gerente o de un buen emprendedor es su manera de relacionarse con la gente, con el ‘networking’. Las relaciones personales y de confianza al interior de las empresas y entre ‘stakeholders’ [la gente con la que se hace negocios] es muy importante. A Jack Welch, quien fue CEO de General Electric y fue un revolucionario de la gestión, lo invitaron una vez a la clausurar un MBA. Le pidieron que le diera un consejo a los que se estaban graduando y él dijo: ‘Póngale un ojo al networking’. Lo que estaba diciendo es que quizá lo más importante que habían aprendido en el curso era el ‘networking’ que habían generado entre ellos.
HISTORIA
Un ejemplo de éxito
Arón Prado llegó desde Puquio a Lima cuando era niño, expulsado por su padre y su madrastra. Aquí su mamá trabajaba de empleada doméstica. Su carrera como empresario empezó en el Mercado Central, donde vendía camisas, pero su verdadero oficio lo descubrió el día en que vio que los compradores de maniquíes no satisfacían sus necesidades. Entonces, cambió de rubro. Se fue a Villa el Salvador y comenzó la producción. Hoy también vende estructura metálicas, stands, lockers.
El heroísmo supone una alta dosis de responsabilidad y una de las tesis del libro es que solo los pobres pueden vencer la pobreza, ¿no es una carga muy pesada?
Esto que me dices es el reflejo de la educación vigente, donde se dice que el Estado es el que debe hacerse cargo de las personas pobres y que ellos no tienen la capacidad para tomar la rienda de sus destinos. Y es también lo que yo pensaba antes. Pero eso es ser paternalista y es un grave error que yo considero haber corregido en mi forma de pensar. La realidad ha cambiado.
¿En qué sentido cambió?
Para que se haga empresa tuvo que pasar algo cultural, algo que los hizo a ellos [los personajes del libro] tener la necesidad, astucia y heroísmo para hacer empresa. Es el fenómeno de las microfinanzas, una revolución capitalista desde abajo. A esta gente el Estado no les ha dado nada. Ellos se han hecho solos. Es un fenómeno que muestra que la pobreza se derrota generando riqueza y con emprendimientos, no con programas asistenciales. Si el Estado tiene que hacer algo, es promover los negocios.
Hernando de Soto defendía el hecho de que la pobreza se luchaba por medio de la creación de microempresas, pero en su libro usted sustenta que él se equivocó en algo.
En los años 80, el gran mérito de él fue abrirnos los ojos sobre el hecho de que los informales, más que ser un problema y una consecuencia del subdesarrollo, eran la gran oportunidad para derrotar la pobreza. Su propio dinamismo empresarial era una esperanza. De Soto, teniendo este gran mérito, tuvo el gran error de considerar que lo que se tenía que hacer era darle títulos de propiedad para que accedan a créditos. Pero el Estado no ha sido capaz de darles títulos de propiedad y las microfinanzas se han generado a través de mecanismos de libre mercado. Para que haya un crédito solo debe haber un flujo de caja positivo.
El tiempo que abarca en la publicación va desde 1970 hasta el 2010, cuando se vivía una época de convulsión social, política y económica que finaliza en el alza de la economía nacional. ¿Los emprendedores de ahora a qué se van a enfrentar en el Perú?
Felizmente a muchas oportunidades. Cuando yo hacía mi doctorado en Francia, de 1988 a 1994, pensé que nunca iba a regresar al Perú. Este país estaba partido en pedazos, era un desastre. En ese momento yo no imaginaba la situación en la que el Perú está ahora, que es todavía la situación de un país pobre, subdesarrollado, pero que ha duplicado su PBI per cápita en cinco años y de seguir así ojalá dentro de 45 podamos ser un país medianamente desarrollado.
Sin embargo, muchos pequeños empresarios tuvieron mucho éxito y “Los nuevos héroes peruanos” es un registro de ello, ¿por qué a otros emprendedores no les fue igual de bien?
Yo estoy trabajando en un concepto que se llama la inteligencia emprendedora. Esta cualidad tiene que ver con esa capacidad para ver oportunidades y lanzarse sobre ellas a todo nivel: cuando se entra al mercado, cuando se trata con un proveedor, cuando se contrata a personal. Algunos huelen las oportunidades y ejecutan algo para cubrirlas; otros no. Hay una visión estratégica de ver una necesidad de mercado e innovar sobre eso. No es una cuestión innata, pero sí es una cosa que se desarrolla según avanza la actividad.
Una de las estrategias más comunes de los emprendedores del libro es su habilidad para las relaciones personales y su capacidad para asociarse. ¿Es así siempre?
Sí, así se hacen los negocios. Una de las cualidades de un buen gerente o de un buen emprendedor es su manera de relacionarse con la gente, con el ‘networking’. Las relaciones personales y de confianza al interior de las empresas y entre ‘stakeholders’ [la gente con la que se hace negocios] es muy importante. A Jack Welch, quien fue CEO de General Electric y fue un revolucionario de la gestión, lo invitaron una vez a la clausurar un MBA. Le pidieron que le diera un consejo a los que se estaban graduando y él dijo: ‘Póngale un ojo al networking’. Lo que estaba diciendo es que quizá lo más importante que habían aprendido en el curso era el ‘networking’ que habían generado entre ellos.
HISTORIA
Un ejemplo de éxito
Arón Prado llegó desde Puquio a Lima cuando era niño, expulsado por su padre y su madrastra. Aquí su mamá trabajaba de empleada doméstica. Su carrera como empresario empezó en el Mercado Central, donde vendía camisas, pero su verdadero oficio lo descubrió el día en que vio que los compradores de maniquíes no satisfacían sus necesidades. Entonces, cambió de rubro. Se fue a Villa el Salvador y comenzó la producción. Hoy también vende estructura metálicas, stands, lockers.
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Muy buen aporte. Personalmente considero que, a partir de la amplia competencia planteada actualmente en el ámbito empresarial, la capacitación oportuna de los emprendedores y la ampliación continua de los conocimientos de los empresarios son fundamentales si se quiere tener éxito con cualquier tipo de proyecto.
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