Elegir un personaje conocido públicamente para promocionar un producto fue un tema de discusión desde siempre. Para algunos, es una acción que suma valor, pero para otros, se asumen grandes riesgos. No hay dudas de que, las cientos de marcas que optaron por el jugador argentino Lionel Messi estarán más que satisfechas por su decisión. El jugador se destacó en el último clásico entre el Barcelona y el Real Madrid, donde juega otro reconocido futbolista como Cristiano Ronaldo, y fue clave en el triunfo. Su nombre a pasado desde marcas mundiales a otras locales; desde productos de indumentaria a alimentos. Y siempre lo hizo con buenos resultados en cuanto a imagen y reputación. También recientemente Juan Sebastián Verón, ahora jugador de Estudiantes de La Plata y del seleccionado argentino, puso su imagen junto a Yogurisimo, por donde pasaron otros conocidos. Verón es, según las encuestas, uno de los hombres claves del equipo de Diego Maradona. A nivel mundial David Beckham es uno de los más codiciados, aunque en la cancha no logre buenos resultados, tiene un “glamour” que muchas marcas perciben. Sin embargo, a la hora de optar por esta estrategia, hasta ahora fue difícil para una compañía calcular el retorno de invertir en una cara famosa. Una investigación llevada a cabo por Ana Rumschisky, profesora del área de marketing de IE Business School, ha demostrado que el empleo de personalidades en un anuncio tiene una relación directa sobre el retorno de la inversión, entre otros motivos, porque el público está dispuesto a pagar hasta un 20% más por un mismo artículo, en función de quién se lo presente. Según los expertos, el personaje famoso ayuda a crear y mantener la atención del consumidor hacia la publicidad y mejora la trasmisión de un mensaje. Otros autores piensan que, cuando los consumidores usan productos vinculados a personajes famosos, éstos obtienen un valor añadido en términos de imaginación, aspiración y entretenimiento y esto podría ser suficiente para inclinar la balanza a favor de una marca ante sus competidores. El famoso se convierte en un modelo, un referente, en la guía del consumidor, a quien aspira ser y parecerse. |
FUENTE: iprofesional.com