“Los hombres las prefieren rubias”


Por: Mag. Teresa Chara de los Rios

Hay algunos mitos sobre la belleza que con el tiempo se vuelven estándares para ser tomados en cuenta al momento de evaluar a las personas. Por ejemplo la belleza se mide en centímetros 90-60-90 es la “medida perfecta” para sentirnos que somos bellas. La piel de color clara (blanca) en algunos lugares, es más valorada como sinónimo de belleza que la piel oscura, tanto por los hombres como las propias mujeres. Hay un dicho popular: “Los hombres las prefieren rubias”

Un claro ejemplo de querer ser de piel blanca y gastarse muchos miles de dólares para lograrlo es el recientemente fallecido artista Michael Jackson. Quién sabe que revueltos tenía en su cabecita con respecto al color de su piel y su obsesión por ser blanco como la leche. Quizás sufrió desde niño dolorosas discriminaciones que lo marcaron profundamente e hizo que rechazara su natural piel oscura.

Pues bien, actualmente hay muchísimas mujeres africanas que tienen la obsesión de blanquearse la piel. La globalización, la televisión y la publicidad presentan estereotipos de belleza con mujeres blancas y ha producido en ellas y ellos una mayor valoración por ese color de piel.

En el caso de las mujeres africanas, son pobres, no tienen ingresos económicos en su mayoría, sin embargo se las ingenian para poder comprar cremas blanqueadoras para ser menos negras. A diferencia de Michael Jakson, ellas no cuentan con una fortuna de millones de dólares en las que puedan pagar a médicos especialistas y medicinas para blanquear su piel.

Blanquearse la piel erróneamente les hace sentir que están subiendo de status social. Estas cremas baratas tienen componentes abrasivos que lastiman la piel, causándoles quemaduras y en algunos casos manchas negras e inflamaciones severas. Sin embargo ese sacrificio que hacen y el riesgo que corren con su uso, es con la secreta intención de hacerse más atractivas y gustar más a los hombres.

No hay parte del cuerpo que dejen de aplicarse la crema blanqueadora, centímetro a centímetro se van echando la crema. Al despigmentar la piel las mujeres se dañan ya que su piel va perdiendo la melanina, debilitando su sistema inmunológico, causándoles en algunos casos cáncer a la piel al quedar expuestas ante el inclemente sol africano.

Las industrias caseras que producen estas cremas las venden a precios populares y en casi todas las tiendas de barrio. La crema se la deben aplicar diariamente sin dejar un centímetro de piel para que la despigmentación sea pareja. Comentan que hay también curanderos que elaboran estas cremas mezclándola con detergente y lejía. Todo vale para sacar ese color oscuro de la piel, aún cuando arriesguen sus propias vidas.

Algunas mujeres embarazadas se aclaran la piel con estas cremas con la ilusión que ese hijo que está en su vientre tenga la piel más clara que las de sus mamás. Según información alcanzada, algunas veces estas cremas son tan fuertes que se filtra hasta la placenta y dañando irreversiblemente al bebé.

Aprender a aceptarnos así como somos es una tarea de todos, pero especialmente del Estado, porque el problema de nuestro país es la baja autoestima que predomina en nuestra población. Una agenda pendiente del Estado es el abordar políticas que atiendan la salud mental de las personas, que no es lo mismo que signifique que todos estemos locos.

Por otro lado, la invasión que tenemos de la publicidad colocando imágenes de mujeres bellas, alegrará momentáneamente nuestra vista, pero el mensaje que lleva detrás es realmente nocivo. Día a día somos bombardeados por la engañosa publicidad. No es fácil romper con todo los estereotipos, no es fácil convencer a las personas que valemos por lo que somos. Las mujeres de África son sólo una muestra del trabajo que tenemos pendiente mujeres, hombres y el Estado. Comencemos ya.

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