Semanas atrás, la Asociación de Centros Comerciales y Entretenimiento del Perú (ACCEP) anunció que en el 2010 los operadores de centros comerciales invertirían US$816.5 millones en la ejecución de nuevos proyectos comerciales en diferentes formatos. Asimismo, se comentó que una de las consignas del sector seguiría siendo una mayor participación de las tiendas menores, respecto de las de gran superficie (supermercados y tiendas por departamentos, entre otros), en el mix de oferta debido a una mayor ganancia por m2.
En esta línea, algunas exportadoras del sector textil-confecciones como Creditex, Incalpaca, Michell y Cía., Textiles Camones, Textimax y Topitop vienen afinando sus estrategias en la venta minorista, a través de sus cadenas de tiendas retail, y se muestran como atractivas candidatas para nutrir el vasto grupo de las tiendas menores. Así, se enfrenta, y no sólo en términos de ubicación, a los formatos boutique (del tipo Michèlle Belau y MNG), los diseñadores independientes (Emporio, de Jorge Salinas, por citar un ejemplo) y los emprendimientos de las firmas confeccionistas (Euromod y Marefa, entre otras).
Paralelamente, la expansión del negocio retail tiene otra vía de consolidación que se da través del formato stand alone, un campo también demandado por las anteriormente citadas, incluyendo las anclas.
Por consiguiente, las textileras batallarán en buena cuenta en un mercado atendido por los comercios menores, así como por el comercio informal, pero liderado por las tiendas por departamento. Entonces, la pregunta que surge y que es analizada en la reciente historia de portada de Semana Económica (SE 1207) es: ¿qué hace atractiva a la plaza local?
El mercado interno de textil y de confecciones (incluyendo importaciones) está valorizado entre US$1,500 y US$2,000 millones –sin tomar en cuenta las ventas del “emporio” de Gamarra– de los cuales entre US$900 y US$1,200 son prendas de vestir. Una cifra nada despreciable si se toma en cuenta que, al cierre del 2009, las exportaciones textiles bordearon los US$1,450 millones, de los cuales US$1,100 constituyen prendas de vestir.
A ello se suma el hecho de que los ejecutivos de los grupos industriales se están convenciendo de que el potencial del sector textiles y confecciones radica en la venta retail. Es decir, en construir el valor de una marca a partir de la experiencia de compra, yendo más allá del valor funcional de las prendas.
No obstante, en esta expansión retail, iniciada entrada la última década,el avance de los grupos textiles no ha sido parejo. De esa manera, se evidencia no sólo la diferencia en el número de establecimientos, sino también en la variedad de productos y en la sofisticación de la decoración y ambientación de sus espacios de venta. Esto último es una variable básica si se busca la atención del consumidor, independientemente de si apunta a un segmento económico alto, o no.
Quizá eso se deba a ciertas limitaciones propias de un negocio que encuentra su origen en el rubro textil. Lo que señala además la necesidad de un correcto asesoramiento en las competencias del retail moderno.
La ruta retail es cada vez más competitiva y muestra a jugadores que llevan una significativa ventaja, por lo que las empresas deberán hilar fino para mantener sus emprendimientos a buen recaudo. Tal vez continuando con la apuesta por los nichos de mercado, pero, eso sí, bien atendidos y no sólo publicitando la calidad. ¿Qué cree usted? Anímese a opinar.
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