Cuando ingresó en el departamento de marketing de la empresa Concordia, reconoció que era buena promocionando sus productos. Ese trabajo comenzó a gustarle.
Dos años después, Ana empezó a brindar el servicio de publicidad de forma independiente. Por entonces, la compañía Frito Lay fue su principal cliente. Dedicó tres años de su vida a esa actividad, hasta que su hermano le propuso viajar a México.
Si bien estaba consolidando su negocio de a pocos, decidió arriesgarse. En el país azteca halló una industria en auge. “En el Perú (la industria de la publicidad) todavía estaba en pañales”, cuenta.
Sin miedo a nada, empezó a tocar puertas. Fue duro para Ana debido a que las empresas mexicanas la rechazaban. Pese a ello tuvo la osadía de conversar directamente con el dueño de una agencia quien, al ver su ímpetu, decidió contratarla.
Para ella, esa experiencia significó un aprendizaje constante y le permitió abrir los ojos hacia el marketing promocional, una rama dedicada exclusivamente a establecer contacto directo entre un producto y el público objetivo. “Es más personalizado”, explica.
Otra vez destacaba en lo que hacía. “Me di cuenta de que podía desarrollarlo en mi país, así que tome la decisión de regresar”, afirma. Nuevamente se arriesgó y al pisar suelo peruano, en 2003, y con el apoyo de su pareja, que le prestó US$500, nació Shock Marketing.
COMENZAR DENUEVO. La emprendedora asegura que el apoyo de su novio –y ahora esposo– fue clave. Utilizando como oficina el patio de su casa, Ana volvió a tocar puertas. Nuevamente trabajó para Frito Lay y, poco a poco, firmas como Backus, Procter & Gamble, La Positiva y Plaza Vea, entre otras, empezaron a requerir sus servicios.
Su profesionalismo y experiencia fueron puntos a favor. Pese a que el mundo de la publicidad es muy competitivo, ha podido mantenerse en el mercado. “Yo les digo a mis proveedores: si confías en ti y cumples con tu palabra, las personas y las empresas van a creer en ti”, asegura.
RUMBO A PROVINCIAS. La apertura de centros comerciales en diversos departamentos del Perú la han llevado a expandirse. En 2007, abrió una oficina de Shock Marketing en Trujillo. Desde ahí maneja las campañas publicitarias que se realizan en las regiones de Piura, Cajamarca y La Libertad.
Este año inauguró otra oficina en Arequipa, dedicada a organizar las campañas de Puno, Tacna, Cusco y de la misma Ciudad Blanca. La ejecutiva afirma que estas incursiones han sido un desafío, pues ha tenido que incorporar en sus estrategias de comunicación la idiosincrasia y el nivel educativo de la población de las ciudades a las que llega.
“Ha sido sumamente difícil cambiar la percepción de las personas mayores. Por ejemplo, se oponían a la apertura de un supermercado en Puno. Muchas veces se niegan a escuchar otros argumentos”, asegura.
Ana tiene previsto seguir abriendo más oficinas y aumentar su facturación. Este año consiguió US$1.5 millones. “Fue un logro en equipo, del cual me siento orgullosa”, sostiene con aplomo.
NEGOCIO EN AUGE. El mercado del marketing promocional en el Perú ha crecido “enormemente” en los últimos años promovido por el ingreso de empresas transnacionales y el auge de firmas locales, manifiesta Muñoz.
“En un par de años la inversión de las empresas en esta rama va ser más fuerte que en la publicidad tradicional, porque los resultados son inmediatos”, prevé. Prueba de ello, es que de los US$350 millones que las firmas destinan en promocionar sus productos, un promedio de US$110 millones se destina al marketing promocional, asegura.
Dos años después, Ana empezó a brindar el servicio de publicidad de forma independiente. Por entonces, la compañía Frito Lay fue su principal cliente. Dedicó tres años de su vida a esa actividad, hasta que su hermano le propuso viajar a México.
Si bien estaba consolidando su negocio de a pocos, decidió arriesgarse. En el país azteca halló una industria en auge. “En el Perú (la industria de la publicidad) todavía estaba en pañales”, cuenta.
Sin miedo a nada, empezó a tocar puertas. Fue duro para Ana debido a que las empresas mexicanas la rechazaban. Pese a ello tuvo la osadía de conversar directamente con el dueño de una agencia quien, al ver su ímpetu, decidió contratarla.
Para ella, esa experiencia significó un aprendizaje constante y le permitió abrir los ojos hacia el marketing promocional, una rama dedicada exclusivamente a establecer contacto directo entre un producto y el público objetivo. “Es más personalizado”, explica.
Otra vez destacaba en lo que hacía. “Me di cuenta de que podía desarrollarlo en mi país, así que tome la decisión de regresar”, afirma. Nuevamente se arriesgó y al pisar suelo peruano, en 2003, y con el apoyo de su pareja, que le prestó US$500, nació Shock Marketing.
COMENZAR DENUEVO. La emprendedora asegura que el apoyo de su novio –y ahora esposo– fue clave. Utilizando como oficina el patio de su casa, Ana volvió a tocar puertas. Nuevamente trabajó para Frito Lay y, poco a poco, firmas como Backus, Procter & Gamble, La Positiva y Plaza Vea, entre otras, empezaron a requerir sus servicios.
Su profesionalismo y experiencia fueron puntos a favor. Pese a que el mundo de la publicidad es muy competitivo, ha podido mantenerse en el mercado. “Yo les digo a mis proveedores: si confías en ti y cumples con tu palabra, las personas y las empresas van a creer en ti”, asegura.
RUMBO A PROVINCIAS. La apertura de centros comerciales en diversos departamentos del Perú la han llevado a expandirse. En 2007, abrió una oficina de Shock Marketing en Trujillo. Desde ahí maneja las campañas publicitarias que se realizan en las regiones de Piura, Cajamarca y La Libertad.
Este año inauguró otra oficina en Arequipa, dedicada a organizar las campañas de Puno, Tacna, Cusco y de la misma Ciudad Blanca. La ejecutiva afirma que estas incursiones han sido un desafío, pues ha tenido que incorporar en sus estrategias de comunicación la idiosincrasia y el nivel educativo de la población de las ciudades a las que llega.
“Ha sido sumamente difícil cambiar la percepción de las personas mayores. Por ejemplo, se oponían a la apertura de un supermercado en Puno. Muchas veces se niegan a escuchar otros argumentos”, asegura.
Ana tiene previsto seguir abriendo más oficinas y aumentar su facturación. Este año consiguió US$1.5 millones. “Fue un logro en equipo, del cual me siento orgullosa”, sostiene con aplomo.
NEGOCIO EN AUGE. El mercado del marketing promocional en el Perú ha crecido “enormemente” en los últimos años promovido por el ingreso de empresas transnacionales y el auge de firmas locales, manifiesta Muñoz.
“En un par de años la inversión de las empresas en esta rama va ser más fuerte que en la publicidad tradicional, porque los resultados son inmediatos”, prevé. Prueba de ello, es que de los US$350 millones que las firmas destinan en promocionar sus productos, un promedio de US$110 millones se destina al marketing promocional, asegura.
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