El Perú estuvo nuevamente ayer en los mercados internacionales de capital, en una jornada de captación de fondos.
La incursión, efectuada a través de una emisión de bonos soberanos que vencerán en el año 2025, fue muy exitosa, pues no sólo se obtuvo el monto buscado, de US$ 1,000 millones, sino que ello ocurrió a una tasa de interés sumamente cómoda, de 6.95%.
Además, se comprobó que los prestamistas mantienen la confianza en nuestro país, como lo refleja la amplia demanda concitada en torno a nuestros papeles, que superó en cuatro veces y media el monto de la emisión. Ello, pese al nerviosismo que la crisis internacional aún genera.
Los recursos captados servirán para prepagar una deuda comercial de US$ 850 millones anteriormente reprogramada con los gobiernos de Francia e Italia, que había quedado al margen de los acuerdos del Club de París. Al pagar ahora, en lugar de hacerlo en el período 2010-2015 (como correspondía), se ahorra un monto considerable por concepto de intereses, teniendo en cuenta que dicha deuda, concertada a una tasa de 7.10%, ahora es reemplazada por una de 6.95%. Además, se sustituye obligaciones que vencían en un mediano plazo por otras que recién vencerán dentro de 16 años.
Lo más significativo es que la emisión constituye la primera a un plazo tan largo efectuada por un país emergente desde el inicio de la crisis financiera internacional. Si bien en marzo el Perú había emitido bonos (ver en el cuadro y aquí), éstos no habían sido colocados a 16 años, como los de esta vez. Además, su tasa había sido mayor. El éxito alcanzado es un fuerte reconocimiento a nuestra gestión económica.
La incursión, efectuada a través de una emisión de bonos soberanos que vencerán en el año 2025, fue muy exitosa, pues no sólo se obtuvo el monto buscado, de US$ 1,000 millones, sino que ello ocurrió a una tasa de interés sumamente cómoda, de 6.95%.
Además, se comprobó que los prestamistas mantienen la confianza en nuestro país, como lo refleja la amplia demanda concitada en torno a nuestros papeles, que superó en cuatro veces y media el monto de la emisión. Ello, pese al nerviosismo que la crisis internacional aún genera.
Los recursos captados servirán para prepagar una deuda comercial de US$ 850 millones anteriormente reprogramada con los gobiernos de Francia e Italia, que había quedado al margen de los acuerdos del Club de París. Al pagar ahora, en lugar de hacerlo en el período 2010-2015 (como correspondía), se ahorra un monto considerable por concepto de intereses, teniendo en cuenta que dicha deuda, concertada a una tasa de 7.10%, ahora es reemplazada por una de 6.95%. Además, se sustituye obligaciones que vencían en un mediano plazo por otras que recién vencerán dentro de 16 años.
Lo más significativo es que la emisión constituye la primera a un plazo tan largo efectuada por un país emergente desde el inicio de la crisis financiera internacional. Si bien en marzo el Perú había emitido bonos (ver en el cuadro y aquí), éstos no habían sido colocados a 16 años, como los de esta vez. Además, su tasa había sido mayor. El éxito alcanzado es un fuerte reconocimiento a nuestra gestión económica.