La baja, que superó los pronósticos más optimistas (pues éstos preveían una reducción hasta de medio punto), es la tercera del año, y también la más fuerte. Las anteriores, de 0.25 puntos cada una, se habían llevado a cabo hace muy poco tiempo, en febrero y marzo. Ello muestra que el BCR está atento a la situación y muy dispuesto a intervenir cuando así lo considere conveniente.
Como se sabe, la economía peruana, al igual que sus pares de todo el mundo, se halla en un proceso de acentuada desaceleración, que ha llevado a que el PBI de enero crezca apenas 3.14%, y a disminuir los pronósticos al cierre del año, los cuales ya no llegan ni siquiera al 5% previsto inicialmente, sino sólo al 3 ó 4%, debido a la retracción de la inversión privada, que se halla cautelosa ante el contexto externo.
Siendo así, y habiendo desaparecido casi completamente el problema inflacionario que el año pasado llevó a subir la tasa, era previsible una reducción (aunque, ciertamente, no tan fuerte como la que ahora comentamos), pues la consigna actual es impedir una desaceleración que podría lucir casi tan preocupante como una recesión. Los meses siguientes dirán si se logró o no tal objetivo.