Hace cinco meses, cuando nos referimos por primera vez al proyecto (ver nota), si bien había un enorme interés en él, aún no existía seguridad acerca de su ejecución, pues estaba pendiente el estudio de factibilidad.
Ahora, éste acaba de concluir en su primera etapa, y no ha dejado dudas: la gigantesca central hidroeléctrica de Inambari, destinada a ser la más grande del país, y la quinta más grande de Sudamérica, es viable y será construida.
Así se lo hizo saber al presidente Alan García el presidente de la constructora OAS, que forma parte, conjuntamente con Eletrobrás, del consorcio brasileño que destinará a la obra aproximadamente US$ 4 mil millones, el monto más grande comprometido en un solo proyecto en nuestro país.
La central, como se sabe, estará ubicada en el departamento de Madre de Dios, en la zona limítrofe con Puno. Allí, aprovechará las aguas del caudaloso río Inambari para generar más de 2000 MW (el doble de lo que genera el complejo del Mantaro). Una parte importante de dicha energía será exportada al Brasil, país con carencias eléctricas en su occidental región de Acre, y la otra abastecerá nuestros propios requerimientos.
Esta hidroeléctrica será bastante distinta de la mayoría de las que conocemos en el país. No sólo por sus dimensiones, sino por sus otras características.
Para empezar, no será una en la que se aproveche un enorme desnivel geográfico, entubando un caudal relativamente pequeño de agua e instalando al final de la abrupta caída dos, tres o más turbinas Pelton. Tendrá más bien una caída relativamente moderada, pero con la diferencia de que ésta involucrará una gran masa de agua, propia de un río selvático.
Según estudios preliminares efectuados hace algunos años por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), la caída sería de un poco más de 200 metros de altura (compárese con los 748 metros de la del Mantaro), con un caudal promedio superior a los 850 metros cúbicos por segundo. Ello requeriría la construcción de un par de túneles de aducción de aproximadamente un kilómetro de largo y diez metros de diámetro. Al final del recorrido, para generar la electricidad, se debería instalar unas 9 turbinas, pero no de nuestras conocidas tipo Pelton (idóneas para pequeños caudales y grandes caídas), sino del tipo Francis (para caudales y caídas medianos).
Cabe precisar que esas características corresponden al estudio del MINEM, en el cual se preveía una capacidad instalada total de 1,350 MW para la central. Pero el estudio de factibilidad que viene desarrollando el consorcio liderado por OAS revela que la capacidad va a superar los 2,000 MW, lo que hace deducir que las características del proyecto serán bastante más impresionantes que las descritas. Muy probablemente las 9 turbinas señaladas preliminarmente deberán convertirse en 15. En fin, habrá que esperar detalles del estudio para estar en capacidad de ofrecer más precisiones.
Las turbinas hidroeléctricas. La segunda del video es la Francis.
Se estima que la construcción se iniciará en el primer trimestre del próximo año, para estar terminada en unos cuatro años. Cuando ello ocurra, aproximadamente en el 2014, el Perú tendrá un nuevo e importantísimo aporte energético, que no sólo servirá al sur, sino a todo el país, a través del sistema interconectado. Además, captará un apreciable monto de divisas por exportación. Y ni qué decir del cuantioso canon eléctrico, que se convertirá en la llave maestra que Madre de Dios requería para su desarrollo.
Como vemos, Inambari moverá las cosas en el sector eléctrico. El primer movimiento lo provocará en el ranking de nuestras principales centrales: después de más de 30 años, la emblemática central del Mantaro cederá su trono.
Ahora, éste acaba de concluir en su primera etapa, y no ha dejado dudas: la gigantesca central hidroeléctrica de Inambari, destinada a ser la más grande del país, y la quinta más grande de Sudamérica, es viable y será construida.
Así se lo hizo saber al presidente Alan García el presidente de la constructora OAS, que forma parte, conjuntamente con Eletrobrás, del consorcio brasileño que destinará a la obra aproximadamente US$ 4 mil millones, el monto más grande comprometido en un solo proyecto en nuestro país.
La central, como se sabe, estará ubicada en el departamento de Madre de Dios, en la zona limítrofe con Puno. Allí, aprovechará las aguas del caudaloso río Inambari para generar más de 2000 MW (el doble de lo que genera el complejo del Mantaro). Una parte importante de dicha energía será exportada al Brasil, país con carencias eléctricas en su occidental región de Acre, y la otra abastecerá nuestros propios requerimientos.
Esta hidroeléctrica será bastante distinta de la mayoría de las que conocemos en el país. No sólo por sus dimensiones, sino por sus otras características.
Para empezar, no será una en la que se aproveche un enorme desnivel geográfico, entubando un caudal relativamente pequeño de agua e instalando al final de la abrupta caída dos, tres o más turbinas Pelton. Tendrá más bien una caída relativamente moderada, pero con la diferencia de que ésta involucrará una gran masa de agua, propia de un río selvático.
Según estudios preliminares efectuados hace algunos años por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), la caída sería de un poco más de 200 metros de altura (compárese con los 748 metros de la del Mantaro), con un caudal promedio superior a los 850 metros cúbicos por segundo. Ello requeriría la construcción de un par de túneles de aducción de aproximadamente un kilómetro de largo y diez metros de diámetro. Al final del recorrido, para generar la electricidad, se debería instalar unas 9 turbinas, pero no de nuestras conocidas tipo Pelton (idóneas para pequeños caudales y grandes caídas), sino del tipo Francis (para caudales y caídas medianos).
Cabe precisar que esas características corresponden al estudio del MINEM, en el cual se preveía una capacidad instalada total de 1,350 MW para la central. Pero el estudio de factibilidad que viene desarrollando el consorcio liderado por OAS revela que la capacidad va a superar los 2,000 MW, lo que hace deducir que las características del proyecto serán bastante más impresionantes que las descritas. Muy probablemente las 9 turbinas señaladas preliminarmente deberán convertirse en 15. En fin, habrá que esperar detalles del estudio para estar en capacidad de ofrecer más precisiones.
Las turbinas hidroeléctricas. La segunda del video es la Francis.
Se estima que la construcción se iniciará en el primer trimestre del próximo año, para estar terminada en unos cuatro años. Cuando ello ocurra, aproximadamente en el 2014, el Perú tendrá un nuevo e importantísimo aporte energético, que no sólo servirá al sur, sino a todo el país, a través del sistema interconectado. Además, captará un apreciable monto de divisas por exportación. Y ni qué decir del cuantioso canon eléctrico, que se convertirá en la llave maestra que Madre de Dios requería para su desarrollo.
Como vemos, Inambari moverá las cosas en el sector eléctrico. El primer movimiento lo provocará en el ranking de nuestras principales centrales: después de más de 30 años, la emblemática central del Mantaro cederá su trono.