SI BIEN NO SE REPETIRÁN LAS EXPLOSIVAS TASAS DE CRECIMIENTO DE LOS ÚLTIMOS DOS AÑOS, LAS EMPRESAS DE CONSUMO MASIVO Y COMERCIO DETALLISTA SEGUIRÁN GOZANDO DE UNA RELATIVA BONANZA
Por Julio Luque Badenes [Ingeniero]
No recuerdo un año en el que haya sido tan difícil hacer un presupuesto. La pregunta más usual en estos días --¿y, cómo ves el año que viene?-- se ha convertido en una verdadera tortura. Los analistas económicos cambian sus proyecciones de crecimiento cada semana y ahora las hacen en función a escenarios. Algo así como si nos va bien, si nos va regular o si nos va mal. En resumen, resulta muy difícil para empresarios y directivos proyectar el volumen de operaciones de sus empresas para el próximo año ante tanta incertidumbre.
Sin embargo, creo que existe el suficiente nivel de consenso en temas básicos como para poder hacer una proyección razonable del nivel de actividad que tendrán las empresas peruanas en el 2009. El primer consenso gira en torno al crecimiento del PBI en un escenario conservador: no sería menor del 4,5%. Este nivel de crecimiento es suficiente para garantizar un buen año para los sectores de consumo masivo y comercio detallista en general. Si bien no se repetirán las explosivas tasas de crecimiento de los últimos dos años, las empresas de estos sectores seguirán gozando de una relativa bonanza y de un incremento en sus ventas y utilidades.
Otro tema en el cual existe consenso es aquel que se refiere a la escasez y al encarecimiento del crédito. En consecuencia, los sectores que dependen del acceso al crédito de sus clientes serán los más afectados: vivienda, automóviles, electrodomésticos, viajes al exterior, etc. Sin embargo, tampoco podemos caer en el error de confundir desaceleración con decrecimiento. Algunos de los sectores mencionados, como el automotor, venían creciendo a tasas anuales de 100%. Tan erróneo como pronosticar que se mantendrán estos niveles de crecimiento es asumir que los mercados caerán drásticamente.
Finalmente, el tercer consenso gira en torno a la incertidumbre. Por lo tanto, al revisar los presupuestos para el próximo año, tan importante como analizar las cifras en sí mismas es dedicar el tiempo suficiente para evaluar los planes de contingencia, que no son otra cosa que las respuestas a la tan temida pregunta: ¿Qué pasa si.?
www.elcomercio.com.pe
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No recuerdo un año en el que haya sido tan difícil hacer un presupuesto. La pregunta más usual en estos días --¿y, cómo ves el año que viene?-- se ha convertido en una verdadera tortura. Los analistas económicos cambian sus proyecciones de crecimiento cada semana y ahora las hacen en función a escenarios. Algo así como si nos va bien, si nos va regular o si nos va mal. En resumen, resulta muy difícil para empresarios y directivos proyectar el volumen de operaciones de sus empresas para el próximo año ante tanta incertidumbre.
Sin embargo, creo que existe el suficiente nivel de consenso en temas básicos como para poder hacer una proyección razonable del nivel de actividad que tendrán las empresas peruanas en el 2009. El primer consenso gira en torno al crecimiento del PBI en un escenario conservador: no sería menor del 4,5%. Este nivel de crecimiento es suficiente para garantizar un buen año para los sectores de consumo masivo y comercio detallista en general. Si bien no se repetirán las explosivas tasas de crecimiento de los últimos dos años, las empresas de estos sectores seguirán gozando de una relativa bonanza y de un incremento en sus ventas y utilidades.
Otro tema en el cual existe consenso es aquel que se refiere a la escasez y al encarecimiento del crédito. En consecuencia, los sectores que dependen del acceso al crédito de sus clientes serán los más afectados: vivienda, automóviles, electrodomésticos, viajes al exterior, etc. Sin embargo, tampoco podemos caer en el error de confundir desaceleración con decrecimiento. Algunos de los sectores mencionados, como el automotor, venían creciendo a tasas anuales de 100%. Tan erróneo como pronosticar que se mantendrán estos niveles de crecimiento es asumir que los mercados caerán drásticamente.
Finalmente, el tercer consenso gira en torno a la incertidumbre. Por lo tanto, al revisar los presupuestos para el próximo año, tan importante como analizar las cifras en sí mismas es dedicar el tiempo suficiente para evaluar los planes de contingencia, que no son otra cosa que las respuestas a la tan temida pregunta: ¿Qué pasa si.?
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