La construcción, punta de lanza del crecimiento peruano, atraviesa un período muy floreciente. Eso coloca al sector en una situación envidiable, pues le da la oportunidad de innovar en aspectos muy diversos como las técnicas de construcción, las formas y tamaños de las viviendas y la manera de venderlas. Ese 'boom' también coloca a sus empresas en una posición cada vez más competitiva, ya que el cuidado de los detalles puede hacer la gran diferencia entre un proyecto muy exitoso y otro menos bueno. Así, creemos que una visión de márketing puede serles muy útil para hacer proyectos que respondan mejor a lo que sus mercados demandan en términos de producto, precio, promoción y punto de venta.
Con respecto al producto, los constructores de hoy deben hacerse preguntas que ya fueron respondidas en otros países, pero que aquí son todavía una incógnita. ¿La gente quiere casas o edificios? ¿Hasta cuántos pisos aceptaría comprar? ¿Y qué piensa de los ascensores? También deberá responder a temas más aplicados a nuestro nuevo tipo de compradores: ¿Quieren piscina o prefieren una cancha de fulbito? ¿Es indispensable el cuarto de servicio?
Sobre el precio, quizá deban preguntarse: ¿Venderé en cuotas fijas mensuales o con sistemas más flexibles para empresarios independientes con dinero, pero sin flujos definidos? ¿Con una gran cuota inicial o mayores montos periódicos? ¿Cobraré más por los pisos más altos, como sucede en los países desarrollados?
En la promoción y publicidad aparecen inquietudes como: ¿Debo anunciar mi proyecto en medios masivos o más bien de manera zonificada? ¿Debo vender sobre planos, con maquetas, o quizá con una vivienda modelo? ¿Y cómo llamaré a mi proyecto, Torres de Algo o Condominio San Fulano? Además de temas nuevos para el sector como: ¿Mi empresa debe tener un nombre interesante o eso no es importante para los compradores?
Igualmente, en la P de punto de venta, que aquí sería también la de ubicación del proyecto, habría varias preguntas: ¿Construyo en terrenos caros, pero céntricos, para los estilos de vida modernos, que buscan productividad y practicidad, o en lugares más baratos y periféricos para los conservadores que precisan seguridad y tranquilidad? ¿Cuánto influye en la demanda el nombre del distrito? Es decir, aunque se trate del mismo cerro, ¿da lo mismo llamarse Monterrico Sur o Villa María del Triunfo Norte?
En fin, con estas y otras respuestas podrán darle a su proyecto ese valor agregado diferencial --una gruta para la virgencita, estacionamientos para combis o una cafetería elegante-- que hará que se venda mucho más rápido. Pero más importante que eso, contribuirán a que las nuevas viviendas respeten nuestra cultura, pues, por si no lo han pensado, de la forma en que construyan hoy dependerá mucho la convivencia de la sociedad peruana en las futuras generaciones.
Con respecto al producto, los constructores de hoy deben hacerse preguntas que ya fueron respondidas en otros países, pero que aquí son todavía una incógnita. ¿La gente quiere casas o edificios? ¿Hasta cuántos pisos aceptaría comprar? ¿Y qué piensa de los ascensores? También deberá responder a temas más aplicados a nuestro nuevo tipo de compradores: ¿Quieren piscina o prefieren una cancha de fulbito? ¿Es indispensable el cuarto de servicio?
Sobre el precio, quizá deban preguntarse: ¿Venderé en cuotas fijas mensuales o con sistemas más flexibles para empresarios independientes con dinero, pero sin flujos definidos? ¿Con una gran cuota inicial o mayores montos periódicos? ¿Cobraré más por los pisos más altos, como sucede en los países desarrollados?
En la promoción y publicidad aparecen inquietudes como: ¿Debo anunciar mi proyecto en medios masivos o más bien de manera zonificada? ¿Debo vender sobre planos, con maquetas, o quizá con una vivienda modelo? ¿Y cómo llamaré a mi proyecto, Torres de Algo o Condominio San Fulano? Además de temas nuevos para el sector como: ¿Mi empresa debe tener un nombre interesante o eso no es importante para los compradores?
Igualmente, en la P de punto de venta, que aquí sería también la de ubicación del proyecto, habría varias preguntas: ¿Construyo en terrenos caros, pero céntricos, para los estilos de vida modernos, que buscan productividad y practicidad, o en lugares más baratos y periféricos para los conservadores que precisan seguridad y tranquilidad? ¿Cuánto influye en la demanda el nombre del distrito? Es decir, aunque se trate del mismo cerro, ¿da lo mismo llamarse Monterrico Sur o Villa María del Triunfo Norte?
En fin, con estas y otras respuestas podrán darle a su proyecto ese valor agregado diferencial --una gruta para la virgencita, estacionamientos para combis o una cafetería elegante-- que hará que se venda mucho más rápido. Pero más importante que eso, contribuirán a que las nuevas viviendas respeten nuestra cultura, pues, por si no lo han pensado, de la forma en que construyan hoy dependerá mucho la convivencia de la sociedad peruana en las futuras generaciones.
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