Una buena noticia en materia de educación: la tasa de analfabetismo entre los peruanos mayores de 15 años, que era de 12.8% en 1993, es a la fecha de 7.1%.
Así lo reveló ayer el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), con base en los datos del censo nacional del año 2007.
Lo más encomiable de esta feliz evolución es que está basada en la sustancial reducción del analfabetismo en dos sectores tradicionalmente postergados y deprimidos: las mujeres y el campo.
En efecto, la población femenina fue la que más contribuyó en los últimos años a reducir el peso de este mal social, al bajar su tasa desde el 18.3% de 1993 a 10.6% en el 2007. En la población masculina la disminución fue desde el 7.1% anterior al 3.6% actual.
El otro sector con grandes logros fue el rural, que logró reducir el peso del flagelo desde el 29.8% hasta el 19.7%. Afortunadamente, cada vez son más los campesinos que se incorporan al mundo de la lectura y la escritura. En las ciudades, por su parte, el analfabetismo es ya casi inexistente, al haber bajado del 6.7% al 3.7%.
A la luz de estos datos, no resulta nada utópico plantearse, como efectivamente ha hecho el gobierno, reducir el mal al 4% en los siguientes dos o tres años, pues la meta está realmente muy cercana. Intentar reducirlo por debajo de dicha tasa se considera mucho más problemático, dado que una parte de la población, sea por avanzada edad, aislamiento geográfico, falta de voluntad u otros motivos (incapacidades de distinta índole) muy difícilmente podrá ser alfabetizada.
Dadas las cosas, el logro de la meta planteada requerirá simplemente intensificar los programas en marcha, haciéndoles los ajustes pertinentes y dotándolos de los recursos humanos y materiales necesarios.
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Así lo reveló ayer el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), con base en los datos del censo nacional del año 2007.
Lo más encomiable de esta feliz evolución es que está basada en la sustancial reducción del analfabetismo en dos sectores tradicionalmente postergados y deprimidos: las mujeres y el campo.
En efecto, la población femenina fue la que más contribuyó en los últimos años a reducir el peso de este mal social, al bajar su tasa desde el 18.3% de 1993 a 10.6% en el 2007. En la población masculina la disminución fue desde el 7.1% anterior al 3.6% actual.
El otro sector con grandes logros fue el rural, que logró reducir el peso del flagelo desde el 29.8% hasta el 19.7%. Afortunadamente, cada vez son más los campesinos que se incorporan al mundo de la lectura y la escritura. En las ciudades, por su parte, el analfabetismo es ya casi inexistente, al haber bajado del 6.7% al 3.7%.
A la luz de estos datos, no resulta nada utópico plantearse, como efectivamente ha hecho el gobierno, reducir el mal al 4% en los siguientes dos o tres años, pues la meta está realmente muy cercana. Intentar reducirlo por debajo de dicha tasa se considera mucho más problemático, dado que una parte de la población, sea por avanzada edad, aislamiento geográfico, falta de voluntad u otros motivos (incapacidades de distinta índole) muy difícilmente podrá ser alfabetizada.
Dadas las cosas, el logro de la meta planteada requerirá simplemente intensificar los programas en marcha, haciéndoles los ajustes pertinentes y dotándolos de los recursos humanos y materiales necesarios.
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