En su reciente reporte Panorama Actual y Proyecciones Macroeconómicas, el Banco Central de Reserva publica un interesante listado de las principales inversiones privadas comprometidas o anunciadas para el período 2008-2010.
El monto es realmente notable: US$ 35,895 millones, destinados a los más diversos sectores, siendo los de mayores montos la minería (US$ 15,157 millones), hidrocarburos (US$ 7,825 millones), la infraestructura (US$ 3,316 millones) y la industria (US$ 2,821 millones).
Allí están, entre otros, los megaproyectos cupríferos de Toromocho y Las Bambas, que significarán grandes recursos por canon para Junín y Apurímac, respectivamente; la planta de licuefacción de Pampa Melchorita, que permitirá exportar gas a México; los pozos e instalaciones petroleras del Lote 67, que harán posible duplicar la producción nacional del hidrocarburo; el gasoducto andino del sur, que llevará el gas de Camisea a Ilo, pasando por Cusco; y la petroquímica que se construirá en el puerto moqueguano.
Asimismo, figuran el promisorio y gran proyecto de producción de gas y petróleo en Tumbes; el desarrollo del gigantesco yacimiento de fosfatos de Bayóvar; el Muelle Sur en el Callao; el anhelado Tren Eléctrico; la Planta de Tratamiento de La Taboada, que permitirá limpiar definitivamente el mar limeño, y muchos proyectos más.
Todo un rosario de grandes obras, en las cuales la inversión privada ya está trabajando o se dispone a hacerlo. Y faltan otras, como las dos petroquímicas que se construirá en Pisco, una a cargo de la norteamericana CF Industries y otra de la mexicana Protexa.
La inversión privada, como vemos, se está moviendo, y lo está haciendo en grande.
El monto es realmente notable: US$ 35,895 millones, destinados a los más diversos sectores, siendo los de mayores montos la minería (US$ 15,157 millones), hidrocarburos (US$ 7,825 millones), la infraestructura (US$ 3,316 millones) y la industria (US$ 2,821 millones).
Allí están, entre otros, los megaproyectos cupríferos de Toromocho y Las Bambas, que significarán grandes recursos por canon para Junín y Apurímac, respectivamente; la planta de licuefacción de Pampa Melchorita, que permitirá exportar gas a México; los pozos e instalaciones petroleras del Lote 67, que harán posible duplicar la producción nacional del hidrocarburo; el gasoducto andino del sur, que llevará el gas de Camisea a Ilo, pasando por Cusco; y la petroquímica que se construirá en el puerto moqueguano.
Asimismo, figuran el promisorio y gran proyecto de producción de gas y petróleo en Tumbes; el desarrollo del gigantesco yacimiento de fosfatos de Bayóvar; el Muelle Sur en el Callao; el anhelado Tren Eléctrico; la Planta de Tratamiento de La Taboada, que permitirá limpiar definitivamente el mar limeño, y muchos proyectos más.
Todo un rosario de grandes obras, en las cuales la inversión privada ya está trabajando o se dispone a hacerlo. Y faltan otras, como las dos petroquímicas que se construirá en Pisco, una a cargo de la norteamericana CF Industries y otra de la mexicana Protexa.
La inversión privada, como vemos, se está moviendo, y lo está haciendo en grande.