Muy interesante entrevista a Julio Hancco, agricultor dedicado al cuidado de la papa. Tomado de la edición del 15 de mayo de Peru21.
Es el ángel guardián de la papa. Julio Hancco cultiva -con métodos orgánicos- 180 variedades de papas nativas. Ha sido reconocido como Patrimonio Agrícola Mundial Vivo por la FAO. Más información en la Asociación de Productores Ecológicos del Perú (www.anpeperu.org)
"Mis papás y mis abuelos eran agricultores. Ellos siempre habían trabajado todas estas variedades de papa. Yo he sido poco educado. No llegué a aprender español tal vez porque mis padres me enseñaron a criar ganado: alpaca, llama, vacuno y ovino, y me inculcaron ese trabajo. He crecido dedicado a eso", dice Julio Hancco.
"Mis papás y mis abuelos eran agricultores. Ellos siempre habían trabajado todas estas variedades de papa. Yo he sido poco educado. No llegué a aprender español tal vez porque mis padres me enseñaron a criar ganado: alpaca, llama, vacuno y ovino, y me inculcaron ese trabajo. He crecido dedicado a eso", dice Julio Hancco.
A los 14 años empecé a trabajar por mi cuenta porque mi padre, en gesto de confianza, me dio una variedad de papa para que yo la cultivara y la comercializara, para que comprara ropa y zapatos y lo que necesitara. Eran papas arca compes y huanaco compes, que eran variedades antiguas. Sacaba buena producción de esas papas.
¿Cómo ha llegado a tener 180 variedades? ¿Por qué conservarlas?
Mis padres me dejaron como 82 variedades de papas nativas. Esa fue mi herencia. Yo las trabajaba y las presenté, hace como ocho años, a un concurso en una feria en Cusco. Y gané como 250 mil soles. Eso me animó a conseguir más variedades y a trabajarlas. Imagino que más rentable sería cultivar variedades comerciales. Es que cada papa tiene una historia detrás. Muchas de estas variedades están relacionadas con la historia de mis padres y de mis abuelos. Es un patrimonio con el que he nacido y vivido. Son mis costumbres. Algunas de estas papas son dulces o aromáticas y son especiales para mi familia. Algunas, las más dulces, se las doy a mis hijos. Otras las uso en mi cumpleaños y en fechas especiales.
¿Cómo son los sabores? ¿En qué ocasiones las usa?
La pukachu tiene carne roja y un sabor muy especial y también tiene aroma. La poca ambrosio les gusta a mis hijos porque es dulce. De la variedad churuspi hay rojas y negras. Pero la negra casi no hay en otras comunidades. Es especial porque está relacionada con mis padres y con mis abuelos. La puka chapiña tiene color rojo y es harinosa. Pero también hay negra. Todas las papas tienen sabores diferentes. Hay algunas agrias.
¿Cómo las cultiva?
Tengo 4 o 5 hectáreas. La variedad ambrosio la trabajo como con 40 arrobas de semilla porque da buena producción para el consumo de mi familia. Por eso hago bastante. Con otras, como la puka churuspi, trabajo con tres arrobas de semilla porque son papas medicinales, tienen antioxidantes.
¿Y las cosecha todas a la vez?
Las variedades dulces las cosecho antes porque son dulces para el gusano también. Otras, como la valeria huaña, son agrias; entonces, al gusano no le gusta. Esa la puedo dejar madurando como 7 u 8 meses. Pero no se come. Es muy agria. Hay que dejarla un mes en agua para bajarle el sabor. Y después hay que deshidratarla para hacer chuño.
¿Cómo controla las plagas?
El proceso de desarrollo tiene que ver con los movimientos lunares. Hay que estar pendiente de las papas. Si se necesita, se usan biofertilizantes para acelerar el crecimiento y que la enfermedad no las alcance.
Ustedes están produciendo hojuelas de papitas nativas, ¿no?
Conservar por conservar no tiene casi sentido. Claro, he ganado algunos premios. Pero tenemos que lograr que las papas nos ayuden a desarrollarnos económicamente. Comenzamos con el apoyo del compañero Moisés Quispe y, con la ayuda de Slow Food, procesamos las papas de esta manera. Hemos viajado a Italia y las hemos vendido. Y nos hemos dado cuenta de que es posible comercializar las papas procesadas.
Entonces puede vivir bien con esto.
Claro. Se puede vivir mejor gracias a instituciones internacionales que nos han mirado bien. Estamos vendiendo regularmente, estamos educando a nuestros hijos. Este año de nuevo nos ha invitado Slow Food para ir a Italia. Lo que es una pena es que nuestros gobernantes no nos miran a pesar de que siempre dicen que van a apoyar a los campesinos, a los productores. No hay ningún apoyo ni ninguna política.
¿Usted trabaja con sus hijos?
¿Usted trabaja con sus hijos?
Tengo siete hijos. Tres están estudiando, uno está en Cusco y, otro, en Lima. Tengo dos menores que están conmigo. Y mi hijo Alberto se está especializando en la conservación de la biodiversidad. A él estoy enseñándole a trabajar todas las variedades para que conserve esta herencia.