Probablemente sí. Al menos, eso es lo que se puede deducir de los muy elogiosos comentarios vertidos hoy por Theresa Paiz, directora de la agencia calificadora Fitch Ratings, una de las tres más importantes del mundo, junto con Standard & Poor's (S&P) y Moody's. Además, Paiz es la analista principal para el Perú.
Si bien el Perú ya tiene el Grado de Inversión, concedido el año pasado por la calificadora canadiense Dominion Bond Rating Service (DBRS), requiere el espaldarazo de algunas de las tres calificadoras principales. Desde agosto del 2006, Fitch (al igual que S&P) tiene al Perú en el nivel BB+, a sólo un paso del ansiado Investment Grade (que se inicia en el nivel BBB-). Dado que en abril emitirá un nuevo informe, y viendo comentarios tan favorables como los que se reseña en seguida, se puede pronosticar que traerá gratas novedades.
Seguramente no podría ser de otra manera, pues el Perú ha seguido haciendo bien las cosas, inclusive en los aspectos que habían sido anteriormente objetados por las calificadoras, entre ellos el de la pesada carga de la deuda externa con relación al PBI, o la elevada tasa de dolarización de la economía. En ambos, ha habido sustanciales mejoras, pues la deuda pesa mucho menos que antes, y el sol cada vez gana más participación en los depósitos y colocaciones del sistema financiero, en desmedro del debilitado dólar.
Además, la actual crisis financiera internacional está resultando la gran prueba de fuego que la economía peruana necesitaba para graduarse con honores ante los analistas internacionales. En efecto, transcurridos ya varios meses desde su inicio, nuestra economía prácticamente no se ha visto afectada, habiendo continuado creciendo a gran velocidad, de la mano de su sólida demanda interna, los abundantes flujos de inversión, la estabilidad de sus indicadores macroeconómicos, y, en fin, de la seriedad de su programa, basado en el libre mercado y una apertura cada vez mayor, como lo testimonian las muy significativas reducciones arancelarias y la negociación de nuevos tratados de libre comercio. La balanza comercial es holgadamente positiva, y las reservas internacionales se hallan en un nivel record, superior a los US$ 33 mil millones.
Así lo reconoce la analista de Fitch, al señalar que "el país presenta fortalezas que reducen su vulnerabilidad ante desequilibrios externos".
Sólo la inflación resultó levemente incrementada en los últimos meses, básicamente por causas externas, (el alza del petróleo, el trigo, el maíz y la soya), así como por la estacionalidad (las lluvias, inundaciones y deslizamientos afectaron parcialmente la producción de algunos alimentos e interrumpieron varias carreteras). Aún así, la inflación peruana se mantiene entre las más bajas de América Latina, pues anualizada no supera el 6%. Además, y como para que no queden dudas acerca de la gran estabilidad macroeconómica peruana, ya está retornando a niveles más normales, previéndose que al cierre del año se acerque al nivel máximo previsto por el Ministerio de Economía y Finanzas (3%).
Como para remarcar su buena opinión acerca de la economía peruana, el análisis de Fitch señala que “en un ambiente internacional como el actual seguramente se presentarán algunos retos, pero posiblemente no tendrán ningún impacto en la calificación crediticia de Perú ni en la capacidad de pago de su deuda externa en el corto plazo, ni en el mediano plazo inclusive”.
Es decir, aparentemente las dudas quedaron atrás y hoy la agencia calificadora se rinde ante la evidencia de una economía muy sólida, frente a la cual ya no hay mayores objeciones. Esperemos, entonces, que en abril todo ello se plasme en ese anhelado BBB-, que nos haga transitar del actual Grado de Especulación al anhelado y ya muy merecido Grado de Inversión.
Si bien el Perú ya tiene el Grado de Inversión, concedido el año pasado por la calificadora canadiense Dominion Bond Rating Service (DBRS), requiere el espaldarazo de algunas de las tres calificadoras principales. Desde agosto del 2006, Fitch (al igual que S&P) tiene al Perú en el nivel BB+, a sólo un paso del ansiado Investment Grade (que se inicia en el nivel BBB-). Dado que en abril emitirá un nuevo informe, y viendo comentarios tan favorables como los que se reseña en seguida, se puede pronosticar que traerá gratas novedades.
Seguramente no podría ser de otra manera, pues el Perú ha seguido haciendo bien las cosas, inclusive en los aspectos que habían sido anteriormente objetados por las calificadoras, entre ellos el de la pesada carga de la deuda externa con relación al PBI, o la elevada tasa de dolarización de la economía. En ambos, ha habido sustanciales mejoras, pues la deuda pesa mucho menos que antes, y el sol cada vez gana más participación en los depósitos y colocaciones del sistema financiero, en desmedro del debilitado dólar.
Además, la actual crisis financiera internacional está resultando la gran prueba de fuego que la economía peruana necesitaba para graduarse con honores ante los analistas internacionales. En efecto, transcurridos ya varios meses desde su inicio, nuestra economía prácticamente no se ha visto afectada, habiendo continuado creciendo a gran velocidad, de la mano de su sólida demanda interna, los abundantes flujos de inversión, la estabilidad de sus indicadores macroeconómicos, y, en fin, de la seriedad de su programa, basado en el libre mercado y una apertura cada vez mayor, como lo testimonian las muy significativas reducciones arancelarias y la negociación de nuevos tratados de libre comercio. La balanza comercial es holgadamente positiva, y las reservas internacionales se hallan en un nivel record, superior a los US$ 33 mil millones.
Así lo reconoce la analista de Fitch, al señalar que "el país presenta fortalezas que reducen su vulnerabilidad ante desequilibrios externos".
Sólo la inflación resultó levemente incrementada en los últimos meses, básicamente por causas externas, (el alza del petróleo, el trigo, el maíz y la soya), así como por la estacionalidad (las lluvias, inundaciones y deslizamientos afectaron parcialmente la producción de algunos alimentos e interrumpieron varias carreteras). Aún así, la inflación peruana se mantiene entre las más bajas de América Latina, pues anualizada no supera el 6%. Además, y como para que no queden dudas acerca de la gran estabilidad macroeconómica peruana, ya está retornando a niveles más normales, previéndose que al cierre del año se acerque al nivel máximo previsto por el Ministerio de Economía y Finanzas (3%).
Nuestro país requiere masivas inversiones en todos los sectores, entre ellos la industria.
Como para remarcar su buena opinión acerca de la economía peruana, el análisis de Fitch señala que “en un ambiente internacional como el actual seguramente se presentarán algunos retos, pero posiblemente no tendrán ningún impacto en la calificación crediticia de Perú ni en la capacidad de pago de su deuda externa en el corto plazo, ni en el mediano plazo inclusive”.
Es decir, aparentemente las dudas quedaron atrás y hoy la agencia calificadora se rinde ante la evidencia de una economía muy sólida, frente a la cual ya no hay mayores objeciones. Esperemos, entonces, que en abril todo ello se plasme en ese anhelado BBB-, que nos haga transitar del actual Grado de Especulación al anhelado y ya muy merecido Grado de Inversión.