Los empresarios españoles mantienen firme su apuesta por la región pese a los continuos ataques de algunos gobiernos latinoamericanos, liderados por el presidente de Venezuela, que reventó con sus criticas la reciente Cumbre Iberoamericana.
El rifirrafe dialéctico entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el Rey y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha recordado al mundo empresarial español la incertidumbre que supone invertir en algunos países latinoamericanos, los denominados populistas. Durante la Cumbre Iberoamericana que se celebró el pasado fin de semana en Chile, Chávez lanzó duras críticas a las compañías españolas por apoyar el golpe de Estado de 2002, y esquilmar al país, una opinión que apoya su homólogo en Nicaragua, Daniel Ortega.
Los recados de los dos mandatarios suponen el último capítulo de las tensas relaciones entre algunos de los gobiernos latinoamericanos, liderados por Venezuela, Bolivia y Ecuador, y las más poderosas compañías españolas, que desde mediados de los noventa, se han convertido en los principales inversores en la región, después de EEUU. En total, la inversión bruta española asciende a más de 129.000 millones de euros entre 1993 y junio de 2007, según datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, para tomar el control de las principales compañías sudamericanas.
Basta sólo algunos ejemplos: BBVA y Santander tienen las mayores franquicias bancarias de la región y han aguantado las crisis económicas que han azotado a estos países; Repsol posee YPF, la mayor petrolera argentina; Telefónica controla los principales grupos de telefonía de Brasil, Venezuela, Chile y Perú; mientras que Endesa es el operador eléctrico privado más relevante del conjunto de Latinoamérica. Desde Río Grande, en México, hasta Tierra de Fuego, en Argentina, se encuentra una empresa con ADN español.
Pese a esta ingente cantidad de dinero comprometido en la zona y al esfuerzo inversor de las empresas españolas, Chávez y sus aliados en una nueva corriente populista que impregna Latinoamérica lanzan a menudo sus diatribas contra las empresas españolas, a quienes acusan de estar allí para ganar dinero sin importarles la situación social y económica de los países.
Pese a las críticas, las empresas españolas mantienen la calma y subrayan abiertamente que mantienen su apuesta por la región, según han manifestado a EXPANSIÓN. “No estamos preocupados por nuestra inversión en Venezuela. Es un gran mercado para la operadora, con unos márgenes muy buenos”, subrayó ayer el director general para Latinoamérica de Telefónica, José María Alvarez Pallete.
El Consejo Superior de Cámaras de Comercio quiso ratificar el “permanente compromiso de las empresas con el desarrollo económico y social de todos los países iberoamericanos”, y agradeció al Rey y a Rodríguez Zapatero su “defensa del respeto, la honestidad y la dignidad de las empresas y empresarios españoles, ante los insultos recibidos por parte de algunos mandatarios”. “En muchos casos, estos dirigentes han cogido a las empresas españolas como cabezas de turco por problemas estructurales que existen en esos países y no producidos por las compañías sino por los Gobiernos”, señalan en una compañía.
Un buen ejemplo de esta situación es Unión Fenosa en Nicaragua, que durante la cumbre volvió a ser atacada por Daniel Ortega. El presidente nicaragüense culpa a la empresa de los fallos en la red eléctrica, cuando la empresa asegura que el problema del país es de generación, al ser poca y cara, y no de distribución. “No hay duda alguna que seguiremos en Nicaragua. Estamos trabajando activamente con el Gobierno para resolver los problemas eléctricos que tiene el país, que no son responsabilidad directa nuestra”, comentan en Fenosa.
Sin embargo, no conviene confundir los diferentes gobiernos de cada país, ya que hay un bloque, en el que se encuentran las dos primeras economías de la región (Brasil y México) junto con Chile, Colombia o Argentina, donde las políticas económicas y la seguridad jurídica han mejorado mucho en los últimos años.
Siguiendo el ejemplo de Chávez, que ha renacionalizado parcialmente el potente sector energético de Venezuela, otros países han optado por poner sus recursos naturales en manos del Estado. A los pocos meses de llegar al poder, el presidente de Bolivia, Evo Morales decidió que el Estado recuperara el control de sus hidrocarburos, lo que afectó a los resultados de Repsol en el país andino. Por su parte, Rafael Correa, ganador de las elecciones de Ecuador en 2006, quiere endurecer las concesiones de las empresas privadas. Toda una corriente de proteccionismo que ha puesto en jaque los intereses españoles en América Latina.
Telefónica, operadora omnipresente
Telefónica es una de las empresas españolas con más intereses en América Latina. La compañía presidida por César Alierta controla los mayores operadores de telefonía de Brasil, Argentina, Chile, y Perú y posee empresas en casi todos los países de la zona. Es el segundo mayor operador de telefonía móvil de la región con 94 millones de clientes, frente a 134 millones de América Móvil, la compañía controlada por el magnate mexicano Carlos Slim. En total, la región aportará este año el 35% de sus ingresos, cerca de 19.000 millones de euros.
En este contexto, Telefónica está sufriendo en sus propias carnes el populismo que se está extendiendo por América Latina con medidas proteccionistas que van en contra de sus intereses. En Ecuador, el Gobierno de Rafael Correa ha prometido que endurecerá las condiciones de la licencia de móviles que posee Telefónica, mientras que Hugo Chávez ha rebajado un 20% las tarifas de la venezolana Cantv, el principal rival del operador español. En Argentina, las tarifas de Telefónica, como las del resto de empresas de servicios públicos, están congeladas desde 2002.
La región impulsa a Santander y BBVA
América Latina ha sido una de las claves del éxito de los dos grandes bancos españoles, que allí empezaron su proceso de internacionalización. Santander tiene presencia en ocho países, aunque su principal apuesta es Brasil donde, con la compra de Banco Real a ABN Amro, situará su franquicia entre el tercer y el cuarto puesto del ránking. También controla el primer banco de Chile y el tercero de México. La región aporta un 32% del beneficio atribuido ordinario.
BBVA, a su vez, controla Bancomer, la primera entidad de México, además de contar con bancos y gestoras de fondos de pensiones en la práctica totalidad de países latinoamericanos. El área de América del Sur aporta cerca de un 15% del beneficio ordinario del grupo, mientras que México supone otro 20%. Más allá de los dos grandes bancos, también hay que destacar la presencia de Caja Madrid en la sociedad hipotecaria mexicana Su Casita, así como en la sociedad mixta hispano cubana Corporación Financiera La Habana. Y no se puede olvidar a Mapfre, ya que la aseguradora, presente en 17 países de la región, obtiene cerca de un 13% de su beneficio en esta área.
La inseguridad jurídica frena a las pymes
Las pequeñas y medianas empresas españolas ven en los países latinoamericanos un mercado potencial en el que vender sus productos, pero no en el que levantar fábricas propias. En la mayoría de los casos, cruzar el charco supone una apuesta financiera que la mayoría no se puede permitir, entre otros motivos, porque no están dispuestas a asumir los sobrecostes de complejos sistemas burocráticos e incluso corrupción. La falta de seguridad jurídica es uno de los principales obstáculos, tal y como señala el ejecutivo de una firma aceitera que exporta a varios países latinoamericanos, pero que asegura que “todavía no es el momento” de establecerse allí físicamente.
Aunque fabricar fuera de España es todavía una asignatura pendiente para las pymes, puestos a hacerlo, la mayoría se decanta por los países asiáticos, ya que la distancia es similar pero la mano de obra es más barata. Las firmas del sector de la consultoría, como Intersalus, son las que más presencia tienen en Latinoamérica, ya que el idioma facilita su desembarco. También están presentes, aunque en menor medida, empresas del sector vinícola como Torres, conservero –Jealsa Rianxeira– y de los insectidas, como Fumihogar.
Constructoras e inmobiliarias hacen las Américas
Tanto inmobiliarias como constructoras han cruzado el océano en búsqueda de nuevas oportunidades ante la ralentización del mercado español. Las promotoras han optado por las regiones bañadas por el Atlántico y los mares caribeños para desarrollar proyectos residenciales-turísticos, pero también promueven viviendas en poblaciones con un escaso parque de pisos y una alta demanda. En México, se encuentran Grupo Mall, que desarrolla un proyecto con 2.500 viviendas, un hotel de cinco estrellas y una marina deportiva, en Campeche.
Anida, la inmobiliaria de BBVA, Grupo Lar, Hansa Urbana y OHL también están presentes en México. Martinsa-Fadesa tiene cuatro proyectos residencial-turísticos en el país. Natal (Brasil) ha despertado el interés de Grupo Sánchez, Nicolás Mateos y Grupo Balboa, que construyen resorts y pisos de lujo. En Panamá destaca Grupo Mall. Este país ha suscitado el interés por el contrato de ampliación del Canal de Panamá, valorado en 2.258 millones de euros. Además, todas las grandes constructoras como ACS, Ferrovial, FCC, Sacyr, etcétera tienen presencia, a través de concesiones, aeropuertos, construcción u obra civil en Latinoamérica.
Las presiones de Kirchner en Aerolíneas Argentinas
Aerolíneas Argentinas, controlada por el grupo Marsans desde el año 2001, ha sido uno de los puntos conflictivos en el panorama inversor nacional en Latinoamérica. El Gobierno de Néstor Kirchner congeló durante años las tarifas en las rutas aéreas nacionales, controladas casi totalmente por Aerolíneas Argentinas, compañía que, a diferencia de sus competidoras en todo el mundo, se vio imposibilitada para trasladar el encarecimiento del combustible a las tarifas.
El resto de corporaciones turísticas españolas, fundamentalmente grupos hoteleras como Sol Meliá, Iberostar, NH Hoteles, Occidental, Barceló o RIU ha encontrado un clima muy favorable para sus inversiones en todo el continente, desde el Caribe, fundamentalmente Cuba y República Dominicana, hasta Brasil. Desde la crisis turística de 2002, las cadenas hoteleras vacacionales están redirigiendo la parte del león de sus inversiones desde el merc ado español a las playas del Caribe o Pacífico, mucho más rentables que en España, debido al coste del suelo, la mano de obra y la doble afluencia turística desde Europa y Norteamérica.
Repsol YPF y Endesa, las energéticas más expuestas
Las empresas energéticas son, junto con los bancos, las empresas españolas más expuestas a los vaivenes de Latinoamérica. Dos ejemplos paradigmáticos son, del lado de las petroleras, Repsol YPF, y del lado de los grupos eléctricos, Endesa. El 70% del negocio de RepsolYPF está concentrado en Latinoamérica (incluyendo la zona del Caribe y México). Precisamente, uno de los objetivos de su próximo plan estratégico será reequilibrar este fuerte peso, con más inversiones en otras áreas, como Canadá y Oriente Medio.
En concreto, en Venezuela, Repsol ya sufrió los efectos de la renacionalización parcial del sector energético introducida por Hugo Chávez. A diferencia de hace unos años, en los que era propietario de sus actividades de exploración y producción en Venezuela, ahora las tiene que compartir al 50% con el grupo estatal del país. Repsol ha sido una de las pocas petroleras que se ha adaptado a esta situación, aunque a costa de que le afecte a sus niveles de producción. Endesa tiene presencia en cinco países (Argentina, Chile, Colombia, Perú y Brasil), y es el operador eléctrico privado más relevante de Latinoamérica, de dónde viene el 10% de su beneficio.
El rifirrafe dialéctico entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el Rey y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha recordado al mundo empresarial español la incertidumbre que supone invertir en algunos países latinoamericanos, los denominados populistas. Durante la Cumbre Iberoamericana que se celebró el pasado fin de semana en Chile, Chávez lanzó duras críticas a las compañías españolas por apoyar el golpe de Estado de 2002, y esquilmar al país, una opinión que apoya su homólogo en Nicaragua, Daniel Ortega.
Los recados de los dos mandatarios suponen el último capítulo de las tensas relaciones entre algunos de los gobiernos latinoamericanos, liderados por Venezuela, Bolivia y Ecuador, y las más poderosas compañías españolas, que desde mediados de los noventa, se han convertido en los principales inversores en la región, después de EEUU. En total, la inversión bruta española asciende a más de 129.000 millones de euros entre 1993 y junio de 2007, según datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, para tomar el control de las principales compañías sudamericanas.
Basta sólo algunos ejemplos: BBVA y Santander tienen las mayores franquicias bancarias de la región y han aguantado las crisis económicas que han azotado a estos países; Repsol posee YPF, la mayor petrolera argentina; Telefónica controla los principales grupos de telefonía de Brasil, Venezuela, Chile y Perú; mientras que Endesa es el operador eléctrico privado más relevante del conjunto de Latinoamérica. Desde Río Grande, en México, hasta Tierra de Fuego, en Argentina, se encuentra una empresa con ADN español.
Pese a esta ingente cantidad de dinero comprometido en la zona y al esfuerzo inversor de las empresas españolas, Chávez y sus aliados en una nueva corriente populista que impregna Latinoamérica lanzan a menudo sus diatribas contra las empresas españolas, a quienes acusan de estar allí para ganar dinero sin importarles la situación social y económica de los países.
Pese a las críticas, las empresas españolas mantienen la calma y subrayan abiertamente que mantienen su apuesta por la región, según han manifestado a EXPANSIÓN. “No estamos preocupados por nuestra inversión en Venezuela. Es un gran mercado para la operadora, con unos márgenes muy buenos”, subrayó ayer el director general para Latinoamérica de Telefónica, José María Alvarez Pallete.
El Consejo Superior de Cámaras de Comercio quiso ratificar el “permanente compromiso de las empresas con el desarrollo económico y social de todos los países iberoamericanos”, y agradeció al Rey y a Rodríguez Zapatero su “defensa del respeto, la honestidad y la dignidad de las empresas y empresarios españoles, ante los insultos recibidos por parte de algunos mandatarios”. “En muchos casos, estos dirigentes han cogido a las empresas españolas como cabezas de turco por problemas estructurales que existen en esos países y no producidos por las compañías sino por los Gobiernos”, señalan en una compañía.
Un buen ejemplo de esta situación es Unión Fenosa en Nicaragua, que durante la cumbre volvió a ser atacada por Daniel Ortega. El presidente nicaragüense culpa a la empresa de los fallos en la red eléctrica, cuando la empresa asegura que el problema del país es de generación, al ser poca y cara, y no de distribución. “No hay duda alguna que seguiremos en Nicaragua. Estamos trabajando activamente con el Gobierno para resolver los problemas eléctricos que tiene el país, que no son responsabilidad directa nuestra”, comentan en Fenosa.
Sin embargo, no conviene confundir los diferentes gobiernos de cada país, ya que hay un bloque, en el que se encuentran las dos primeras economías de la región (Brasil y México) junto con Chile, Colombia o Argentina, donde las políticas económicas y la seguridad jurídica han mejorado mucho en los últimos años.
Siguiendo el ejemplo de Chávez, que ha renacionalizado parcialmente el potente sector energético de Venezuela, otros países han optado por poner sus recursos naturales en manos del Estado. A los pocos meses de llegar al poder, el presidente de Bolivia, Evo Morales decidió que el Estado recuperara el control de sus hidrocarburos, lo que afectó a los resultados de Repsol en el país andino. Por su parte, Rafael Correa, ganador de las elecciones de Ecuador en 2006, quiere endurecer las concesiones de las empresas privadas. Toda una corriente de proteccionismo que ha puesto en jaque los intereses españoles en América Latina.
Telefónica, operadora omnipresente
Telefónica es una de las empresas españolas con más intereses en América Latina. La compañía presidida por César Alierta controla los mayores operadores de telefonía de Brasil, Argentina, Chile, y Perú y posee empresas en casi todos los países de la zona. Es el segundo mayor operador de telefonía móvil de la región con 94 millones de clientes, frente a 134 millones de América Móvil, la compañía controlada por el magnate mexicano Carlos Slim. En total, la región aportará este año el 35% de sus ingresos, cerca de 19.000 millones de euros.
En este contexto, Telefónica está sufriendo en sus propias carnes el populismo que se está extendiendo por América Latina con medidas proteccionistas que van en contra de sus intereses. En Ecuador, el Gobierno de Rafael Correa ha prometido que endurecerá las condiciones de la licencia de móviles que posee Telefónica, mientras que Hugo Chávez ha rebajado un 20% las tarifas de la venezolana Cantv, el principal rival del operador español. En Argentina, las tarifas de Telefónica, como las del resto de empresas de servicios públicos, están congeladas desde 2002.
La región impulsa a Santander y BBVA
América Latina ha sido una de las claves del éxito de los dos grandes bancos españoles, que allí empezaron su proceso de internacionalización. Santander tiene presencia en ocho países, aunque su principal apuesta es Brasil donde, con la compra de Banco Real a ABN Amro, situará su franquicia entre el tercer y el cuarto puesto del ránking. También controla el primer banco de Chile y el tercero de México. La región aporta un 32% del beneficio atribuido ordinario.
BBVA, a su vez, controla Bancomer, la primera entidad de México, además de contar con bancos y gestoras de fondos de pensiones en la práctica totalidad de países latinoamericanos. El área de América del Sur aporta cerca de un 15% del beneficio ordinario del grupo, mientras que México supone otro 20%. Más allá de los dos grandes bancos, también hay que destacar la presencia de Caja Madrid en la sociedad hipotecaria mexicana Su Casita, así como en la sociedad mixta hispano cubana Corporación Financiera La Habana. Y no se puede olvidar a Mapfre, ya que la aseguradora, presente en 17 países de la región, obtiene cerca de un 13% de su beneficio en esta área.
La inseguridad jurídica frena a las pymes
Las pequeñas y medianas empresas españolas ven en los países latinoamericanos un mercado potencial en el que vender sus productos, pero no en el que levantar fábricas propias. En la mayoría de los casos, cruzar el charco supone una apuesta financiera que la mayoría no se puede permitir, entre otros motivos, porque no están dispuestas a asumir los sobrecostes de complejos sistemas burocráticos e incluso corrupción. La falta de seguridad jurídica es uno de los principales obstáculos, tal y como señala el ejecutivo de una firma aceitera que exporta a varios países latinoamericanos, pero que asegura que “todavía no es el momento” de establecerse allí físicamente.
Aunque fabricar fuera de España es todavía una asignatura pendiente para las pymes, puestos a hacerlo, la mayoría se decanta por los países asiáticos, ya que la distancia es similar pero la mano de obra es más barata. Las firmas del sector de la consultoría, como Intersalus, son las que más presencia tienen en Latinoamérica, ya que el idioma facilita su desembarco. También están presentes, aunque en menor medida, empresas del sector vinícola como Torres, conservero –Jealsa Rianxeira– y de los insectidas, como Fumihogar.
Constructoras e inmobiliarias hacen las Américas
Tanto inmobiliarias como constructoras han cruzado el océano en búsqueda de nuevas oportunidades ante la ralentización del mercado español. Las promotoras han optado por las regiones bañadas por el Atlántico y los mares caribeños para desarrollar proyectos residenciales-turísticos, pero también promueven viviendas en poblaciones con un escaso parque de pisos y una alta demanda. En México, se encuentran Grupo Mall, que desarrolla un proyecto con 2.500 viviendas, un hotel de cinco estrellas y una marina deportiva, en Campeche.
Anida, la inmobiliaria de BBVA, Grupo Lar, Hansa Urbana y OHL también están presentes en México. Martinsa-Fadesa tiene cuatro proyectos residencial-turísticos en el país. Natal (Brasil) ha despertado el interés de Grupo Sánchez, Nicolás Mateos y Grupo Balboa, que construyen resorts y pisos de lujo. En Panamá destaca Grupo Mall. Este país ha suscitado el interés por el contrato de ampliación del Canal de Panamá, valorado en 2.258 millones de euros. Además, todas las grandes constructoras como ACS, Ferrovial, FCC, Sacyr, etcétera tienen presencia, a través de concesiones, aeropuertos, construcción u obra civil en Latinoamérica.
Las presiones de Kirchner en Aerolíneas Argentinas
Aerolíneas Argentinas, controlada por el grupo Marsans desde el año 2001, ha sido uno de los puntos conflictivos en el panorama inversor nacional en Latinoamérica. El Gobierno de Néstor Kirchner congeló durante años las tarifas en las rutas aéreas nacionales, controladas casi totalmente por Aerolíneas Argentinas, compañía que, a diferencia de sus competidoras en todo el mundo, se vio imposibilitada para trasladar el encarecimiento del combustible a las tarifas.
El resto de corporaciones turísticas españolas, fundamentalmente grupos hoteleras como Sol Meliá, Iberostar, NH Hoteles, Occidental, Barceló o RIU ha encontrado un clima muy favorable para sus inversiones en todo el continente, desde el Caribe, fundamentalmente Cuba y República Dominicana, hasta Brasil. Desde la crisis turística de 2002, las cadenas hoteleras vacacionales están redirigiendo la parte del león de sus inversiones desde el merc ado español a las playas del Caribe o Pacífico, mucho más rentables que en España, debido al coste del suelo, la mano de obra y la doble afluencia turística desde Europa y Norteamérica.
Repsol YPF y Endesa, las energéticas más expuestas
Las empresas energéticas son, junto con los bancos, las empresas españolas más expuestas a los vaivenes de Latinoamérica. Dos ejemplos paradigmáticos son, del lado de las petroleras, Repsol YPF, y del lado de los grupos eléctricos, Endesa. El 70% del negocio de RepsolYPF está concentrado en Latinoamérica (incluyendo la zona del Caribe y México). Precisamente, uno de los objetivos de su próximo plan estratégico será reequilibrar este fuerte peso, con más inversiones en otras áreas, como Canadá y Oriente Medio.
En concreto, en Venezuela, Repsol ya sufrió los efectos de la renacionalización parcial del sector energético introducida por Hugo Chávez. A diferencia de hace unos años, en los que era propietario de sus actividades de exploración y producción en Venezuela, ahora las tiene que compartir al 50% con el grupo estatal del país. Repsol ha sido una de las pocas petroleras que se ha adaptado a esta situación, aunque a costa de que le afecte a sus niveles de producción. Endesa tiene presencia en cinco países (Argentina, Chile, Colombia, Perú y Brasil), y es el operador eléctrico privado más relevante de Latinoamérica, de dónde viene el 10% de su beneficio.