De esta manera, luego de numerosas marchas, contramarchas, indefiniciones y cuestionamientos acerca de su viabilidad, el proyecto, en el que ya se ha invertido más de US$ 300 millones, ha ingresado en lo que parece ser un proceso definitivo de concesión.
El ganador de la subasta será la empresa o consorcio que exija el menor aporte al Estado y la menor garantía de demanda a la municipalidad de Lima. Su rentabilidad estará dada por los ingresos que obtenga, tanto por los pasajes como por la publicidad que pueda vender en sus rutas.
Actualmente hay construidos, con todo su equipamiento electromecánico, 10.8 kilómetros del viaducto elevado del tren, desde el distrito de Villa El Salvador hasta la zona de Atocongo, en San Juan de Miraflores. En ese tramo, en el que también están construidas siete estaciones, el tren ha venido operando circunstancialmente, en casos de emergencia, como durante los paros de los transportistas, o con fines de mantenimiento.
Ahora se busca construir 11.7 kilómetros más, de tal manera que el tren llegue hasta la estación que se contruirá en las inmediaciones del cruce de las avenidas Aviación y Grau, en pleno centro de Lima. En este tramo, en el que habrá nueve estaciones, ya está construida una buena parte del viaducto, faltando construir la restante, así como instalar todo el equipamiento eléctrico y mecánico.
También será necesario adquirir trenes, pues actualmente sólo hay seis.
El plazo previsto para la construcción es de tres años, y la inversión estimada de US$ 280 millones, de los cuales el Estado asumirá aproximadamente el 50%. Hasta el momento, hay empresas interesadas de Francia, Alemania, España y Canadá. Se espera que ellas y otras más participen de la subasta, a realizarse en la última semana de diciembre. La concesión será por 33 años.
Con la construcción de dicho tramo quedará completada la Línea 1 del tren, y Lima habrá dado un paso muy importante en su objetivo de mejorar su caótico sistema actual de transporte y ponerse a la altura de otras grandes capitales del mundo. Se estima que más de 300 mil pasajeros al día, ó 100 millones al año, emplearán este masivo y vital medio de locomoción.
A tal efecto, ya se ha hecho los estudios y se ha llegado a acuerdos preliminares con Ferrovía Central Andina, concesionaria del ferrocarril central, acerca de la utilización de la vía. Según éstos, el tren eléctrico podría circular por ella entre las 6:40 y las 22:00 ó 23: horas. Luego sería el turno del tren de carga, que dejaría de circular de día para hacerlo exclusivamente en horario nocturno.
También se viene haciendo los estudios para la Línea 3, que constituiría la prolongación de la Línea 1, dado que extendería dicha ruta que viene del sur y finaliza en la avenida Grau, llevándola hasta San Juan de Lurigancho, en la parte norte de la ciudad. Esta línea tendrá una extensión de 12 kilómetros.
Con estas tres líneas en servicio, la ciudad dispondría de un primer sistema de trenes recorriéndola íntegramente de sur a norte y de este a oeste. No será suficiente para resolver el problema del transporte, pero constituirá un gran paso, con miras a ir conformando una red urbana.
Adicionalmente, y con una perspectiva de más largo plazo, se viene evaluando una eventual Línea 4, de muy extenso recorrido, que uniría la Panamericana Norte con la zona de La Molina, por la ruta de las avenidas Universitaria, Faucett y Javier Prado.
El tren transitará a una velocidad promedio de 40 kilómetros por hora. Sin que ésta sea una gran velocidad, permitirá reducir notablemente el tiempo que emplean los limeños para desplazarse. Ello será así en virtud de que se cambiará, por lo menos parcialmente, un sistema de transporte lento, desordenado y congestionado por uno mucho más moderno y de mayor regularidad y fluidez. Ojalá que la subasta de diciembre sea exitosa.