"Confío en que mi padre saldrá airoso", dice Keiko Fujimori, hija del ex presidente peruano Alberto Fujimori, recientemente extraditado desde Chile, y diputada de Alianza para el Futuro.
La congresista, de 32 años, asegura que los peruanos creen en la inocencia de su padre, y como prueba de ello apela a su buen resultado en las urnas. "Si hubieran mostrado evidencias concretas contra mi padre, ningún peruano habría votado por mí, y tuve la votación más alta en las últimas elecciones de abril de 2006, con 602.000 votos. Si la gente creyera que mi padre es culpable no hubiera votado por Keiko Fujimori".
"Hasta ahora no se ha demostrado ninguna de las acusaciones. No se han encontrado pruebas de enriquecimiento ilícito" "Cuando viajó a Chile, mi padre tenía clara conciencia de que sería detenido y que pasaría por un proceso de extradición"
Un busto en madera del ex presidente ocupa la entrada de las oficinas del Grupo Parlamentario Fujimorista en el Palacio Legislativo. Otra talla en cerámica de Fujimori ataviado con un poncho está en una estantería. En las paredes, carteles con la leyenda "El fujimorismo vive", con fotos de padre e hija. "Hay fujimorismo para rato, con Alberto o con Keiko", dijo antes de salir de Chile.
"No está en mi cabeza presentarme a las próximas elecciones de 2011", afirma Keiko. "Hace un año y medio yo estudiaba una maestría en administración de empresas en Estados Unidos. Mi experiencia política se reducía a los seis años que ejercí como primera dama. Luego pasó lo que pasó y decidí enfocar mi vida hacia el área empresarial".
A pesar de que las acusaciones contra Fujimori son graves, especialmente las que le vinculan con las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta (25 muertos), su hija dice estar convencida de que el ex presidente no será condenado. "Hasta ahora no se ha demostrado ninguna de las acusaciones. No se han encontrado cuentas bancarias, propiedades que demuestren que él o algún miembro de la familia nos hayamos enriquecido ilícitamente. Hubo un informe de la empresa Kroll, que es conocida internacionalmente, que dice que no se ha encontrado absolutamente nada".
¿Y de las graves violaciones de derechos humanos? "Las únicas pruebas que se han presentado, entre comillas, son las últimas acusaciones de uno de los miembros del Grupo Colina [organización paramilitar], que después de acogerse a beneficios penitenciarios cambió su anterior declaración". Pero el general Nicolás Hermoza, ex jefe del Ejército, dijo en 2001 que el Grupo Colina era un asunto de Montesinos y Fujimori. "El general dijo que creía que Fujimori sabía, pero también que nunca conversó con él de este tema".
El procurador anticorrupción, Carlos Briceño, ha dicho que hay pruebas categóricas contra Fujimori y que no descarta solicitar a las autoridades judiciales chilenas la ampliación de los casos por los que el ex gobernante fue extraditado. "Ése es el trabajo del procurador", replica Keiko Fujimori. "Para eso le pagan. A mí también me han inventado cosas. He tenido cinco procesos judiciales. Ahora no tengo ninguna causa abierta, pero me maltrataron mucho". La hija del político que estuvo prófugo durante siete años no niega que hay funcionarios de su padre que cometieron delitos. "Tendrán que cumplir con sus sentencias. Pero muchos fujimoristas hemos sido perseguidos políticamente".
La tesis de la hija es que el padre ¿no sabía nada?. Ni de las fechorías del hombre más cercano al presidente, el jefe del todopoderoso Servicio de Inteligencia Nacional, Vladimiro Montesinos. "Mi padre confiaba mucho en Montesinos, porque es una persona que ayudó en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Evitó el secuestro de mi hermano Kenyi. El Palacio de Gobierno sufrió tres atentados. Tenía una confianza bastante especial en Montesinos, pero eso no significa que sabía de todos los delitos que había cometido".
Keiko Fujimori reconoce que en el año 2000, cuando empezó a escuchar rumores, pidió a su padre que alejara a Montesinos del Gobierno, porque su presencia le estaba haciendo daño. "Mi padre me dijo: mientras no se demuestre que es culpable no tengo porqué apartarlo".
La diputada no oculta su disconformidad con el auto de extradición. "Acepto y respeto el fallo. Coincido con mi padre en que ha sido un avance reducir los más de 50 procesos judiciales a siete. Políticamente a muchos fujimoristas no da alegría saber que mi padre esta en el Perú, pero nos preocupan las condiciones de cómo le están tratando. Vamos a estar alerta".
En sus visitas al centro de detención, Keiko ha encontrado a su padre "tranquilo" y "con ánimo positivo". "Cuando se fue, siempre dijo que algún día regresaría a Perú", dice Keiko. "A mí lo comentó cuando estaba en el avión. Me llamó por teléfono. Estaba eufórico. Papá, dónde estás que te oigo tan contento. Estoy rumbo al Perú. Casi se me para el corazón. Me dijo que volaba a Chile. Me pidió tranquilidad a mí y a mis hermanos. Tenía clara conciencia de que sería detenido y que pasaría por un proceso de extradición. Yo habría preferido no vivir esta situación, pero entiendo que políticamente es lo que quería él".
Fuente: Diario El País de España