Fabricar máquinas para amasar, cortar y hornear pan, con la misma calidad y excelencia que ostentan las producidas en Italia y Francia, pero con precios más bajos que las europeas, fue el reto que asumió Nova. Esta empresa peruana no sólo fabrica y comercializa sus equipos dentro y fuera del Perú, sino que capacita y obtiene financiamiento para sus clientes, impulsando la industria panificadora en ese país.
Ingenio y constancia han sido los ingredientes permanentes de Nova, aportados por su fundador y gerente general, Máximo San Román, durante más de 20 años. Convencido de su talento –que él atribuye a sus ancestros incas–, construyó la primera amasadora de pan “made in Perú”, a partir de un prototipo importado que vio en catálogos, a petición de un cliente. Fue así como nació Nova, a principios de los ochenta.
El cliente quedó tan satisfecho, que luego le encargó una divisora de pan, una batidora y el horno eléctrico. “La mayoría de los panaderos tenían hornos de ladrillo en ese momento. Yo fabriqué en 15 mil dólares el mismo horno importado de Francia que se vendía en 60 mil. Cuando lo hice, le dije al dueño que me permitiera exhibirlo en una feria internacional, y desde ese momento empezamos a exportar”, rememora San Román.
Ferias internacionales, la mejor vitrina
Entre 1983 y 1984, Nova participó en tres ferias internacionales que fueron la mejor vía para exhibir sus productos, dada la desconfianza de los peruanos para creer que en su país es posible crear con calidad exportable.
San Román utiliza una anécdota para ilustrar su experiencia: “Poníamos un aviso pequeño en los diarios de circulación local y la gente llamaba a preguntar si las máquinas eran nacionales o importadas. Cuando decíamos que eran nacionales nos colgaban. Entonces cambié de estrategia. Decía no saber de dónde eran y que debían verlas. Cuando venían, se sorprendían y compraban”.
Fue así como Nova empezó a hacerse conocida en la industria panificadora, tanto nacional como internacional. Hoy, las exportaciones se realizan a países como Colombia, Ecuador, Costa Rica, Bolivia, Chile, Venezuela, Curazao, El Salvador y Estados Unidos. En este último, precisamente en Las Vegas, los panecillos del Restaurante París y los que ofrecen en la mayoría de los casinos, son hechos con tecnología Nova, según afirma su fundador.
Capacitación y financiamiento
Con la firme convicción de que el éxito de Nova depende del éxito de sus clientes, la alta gerencia de esta empresa ha incorporado nuevas líneas de negocio, y se las ha ingeniado para garantizar su permanencia en el mercado y desarrollar la industria panificadora en Perú.
Es por ello que creó un centro de capacitación, para suplir la escasez de programas educacionales en el área de panadería, así como mejorar el desempeño de quienes se inician en el negocio. El centro educativo se acompaña de una escuela móvil, que lleva seminarios breves al resto del país.
Y así como Nova se benefició en su momento del peruano Banco Industrial –hoy extinto–, los emprendedores que inician carrera en el sector de panadería recurren al apoyo de Nova con el fin de obtener financiamiento para la compra de las máquinas. San Román asegura que hoy en día las pymes no encuentran opciones crediticias de microfinanzas, en la banca privada de su país.
“Nuestros clientes, en el 98% de los casos, provienen de la pequeña industria. Hemos negociado líneas especiales con los bancos, y creado fondos de garantía para cubrir la emergencia en la eventualidad de que el beneficiario del crédito no pueda responder”, explica San Román.
Vocación de servicio
Ningún frente del negocio ha sido descuidado por parte de Nova. Para probar y mostrar cómo funcionan sus máquinas, ha abierto dos panaderías al público. “Tenemos que tener una planta para evaluar el rendimiento y la durabilidad de nuestras máquinas”, razona su fundador, y qué mejor forma de hacerlo sino es produciendo el pan con su propia línea de equipos.
Pero el servicio al cliente va más allá. Como cualquier empresa de hoy en día, hace uso de tecnología para mejorar la atención. Con un servicio técnico que funciona 24 horas ante cualquier eventualidad, y atención telefónica apoyada en un software CRM (Customer Relationship Management), Nova ha logrado destacarse en su nicho.
Sus empleados, que hoy suman 250 personas aproximadamente, también reciben capacitación constante. “No solamente tecnológica sino también humana, en valores, en moral, en principios. Para ello tenemos un salón multipropósito que funciona como aula y comedor, con el confort necesario para nuestros trabajadores”, afirma San Román.
Su equipo humano y el ánimo de ofrecer siempre un producto de excelencia le ha valido el reconocimiento frente a sus pares europeos. Hoy, su mayor satisfacción es haber ganado en franca lid como el mejor fabricante de maquinaria de panificación, en la feria más importante del sector, celebrada en Las Vegas en 2004.
“De allí es que un distribuidor de Italia ha visto nuestras máquinas y ha venido a Perú para hacer un pedido de 60 máquinas, una vez que llevó una prueba de 15”, concluye con orgullo San Román.
Ingenio y constancia han sido los ingredientes permanentes de Nova, aportados por su fundador y gerente general, Máximo San Román, durante más de 20 años. Convencido de su talento –que él atribuye a sus ancestros incas–, construyó la primera amasadora de pan “made in Perú”, a partir de un prototipo importado que vio en catálogos, a petición de un cliente. Fue así como nació Nova, a principios de los ochenta.
El cliente quedó tan satisfecho, que luego le encargó una divisora de pan, una batidora y el horno eléctrico. “La mayoría de los panaderos tenían hornos de ladrillo en ese momento. Yo fabriqué en 15 mil dólares el mismo horno importado de Francia que se vendía en 60 mil. Cuando lo hice, le dije al dueño que me permitiera exhibirlo en una feria internacional, y desde ese momento empezamos a exportar”, rememora San Román.
Ferias internacionales, la mejor vitrina
Entre 1983 y 1984, Nova participó en tres ferias internacionales que fueron la mejor vía para exhibir sus productos, dada la desconfianza de los peruanos para creer que en su país es posible crear con calidad exportable.
San Román utiliza una anécdota para ilustrar su experiencia: “Poníamos un aviso pequeño en los diarios de circulación local y la gente llamaba a preguntar si las máquinas eran nacionales o importadas. Cuando decíamos que eran nacionales nos colgaban. Entonces cambié de estrategia. Decía no saber de dónde eran y que debían verlas. Cuando venían, se sorprendían y compraban”.
Fue así como Nova empezó a hacerse conocida en la industria panificadora, tanto nacional como internacional. Hoy, las exportaciones se realizan a países como Colombia, Ecuador, Costa Rica, Bolivia, Chile, Venezuela, Curazao, El Salvador y Estados Unidos. En este último, precisamente en Las Vegas, los panecillos del Restaurante París y los que ofrecen en la mayoría de los casinos, son hechos con tecnología Nova, según afirma su fundador.
Capacitación y financiamiento
Con la firme convicción de que el éxito de Nova depende del éxito de sus clientes, la alta gerencia de esta empresa ha incorporado nuevas líneas de negocio, y se las ha ingeniado para garantizar su permanencia en el mercado y desarrollar la industria panificadora en Perú.
Es por ello que creó un centro de capacitación, para suplir la escasez de programas educacionales en el área de panadería, así como mejorar el desempeño de quienes se inician en el negocio. El centro educativo se acompaña de una escuela móvil, que lleva seminarios breves al resto del país.
Y así como Nova se benefició en su momento del peruano Banco Industrial –hoy extinto–, los emprendedores que inician carrera en el sector de panadería recurren al apoyo de Nova con el fin de obtener financiamiento para la compra de las máquinas. San Román asegura que hoy en día las pymes no encuentran opciones crediticias de microfinanzas, en la banca privada de su país.
“Nuestros clientes, en el 98% de los casos, provienen de la pequeña industria. Hemos negociado líneas especiales con los bancos, y creado fondos de garantía para cubrir la emergencia en la eventualidad de que el beneficiario del crédito no pueda responder”, explica San Román.
Vocación de servicio
Ningún frente del negocio ha sido descuidado por parte de Nova. Para probar y mostrar cómo funcionan sus máquinas, ha abierto dos panaderías al público. “Tenemos que tener una planta para evaluar el rendimiento y la durabilidad de nuestras máquinas”, razona su fundador, y qué mejor forma de hacerlo sino es produciendo el pan con su propia línea de equipos.
Pero el servicio al cliente va más allá. Como cualquier empresa de hoy en día, hace uso de tecnología para mejorar la atención. Con un servicio técnico que funciona 24 horas ante cualquier eventualidad, y atención telefónica apoyada en un software CRM (Customer Relationship Management), Nova ha logrado destacarse en su nicho.
Sus empleados, que hoy suman 250 personas aproximadamente, también reciben capacitación constante. “No solamente tecnológica sino también humana, en valores, en moral, en principios. Para ello tenemos un salón multipropósito que funciona como aula y comedor, con el confort necesario para nuestros trabajadores”, afirma San Román.
Su equipo humano y el ánimo de ofrecer siempre un producto de excelencia le ha valido el reconocimiento frente a sus pares europeos. Hoy, su mayor satisfacción es haber ganado en franca lid como el mejor fabricante de maquinaria de panificación, en la feria más importante del sector, celebrada en Las Vegas en 2004.
“De allí es que un distribuidor de Italia ha visto nuestras máquinas y ha venido a Perú para hacer un pedido de 60 máquinas, una vez que llevó una prueba de 15”, concluye con orgullo San Román.
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