¡Carnavales, los de mi tierra!


Una de las tradiciones más populares y alegres de nuestro país son los carnavales. Esta costumbre, probablemente heredada de Europa, se entremezcla con las vivencias del mundo andino, con las tradiciones de la costa y de la selva, donde las comparsas, bailes, serpentinas, corte de árboles, corsos, agua, talco, y una desenfrenada alegría, caracterizan esta fiesta en las distintas regiones del Perú.

El mes de febrero, para los huanuqueños, ha sido y será siempre el mes de la diversión. Mi padre me contaba con mucha alegría y nostalgia a la vez, sobre los carnavales de antaño de esta ciudad, allá por los años 50, cuando disfrutaba de las grandes fiestas de disfraces que se organizaban en el ex Club Central, en el Club Chun Wa –que pertenecía a la asociación Tsan de Huánuco– y también en el Hotel de Turista, donde todos ingresaban con disfraces muy coloridos.

Había muchas tiendas de disfraces y la demanda, en esa época, era muy grande. Según mi madre, que trabajaba en uno de esos locales –la tienda “Carmela de Corvacho”–, los disfraces se agotaban muy rápido, por lo que continuamente tenían que confeccionarse nuevos o arreglar inmediatamente aquellos que devolvían rotos y deteriorados, después de haber sido alquilados por uno o dos días.

Los concursos de disfraces se realizaban en todas las fiestas sociales, y también durante los desfiles de carros alegóricos que se hacían en la ciudad. Casi todos los años se llevaba el primer premio un conocido ciudadano de Huánuco, el señor Digno Fernández, quien en una oportunidad se disfrazó de “cocinero chino”, personaje que le caía a pelo, ya que sus rasgos orientales le favorecían. En otra ocasión, se presentó al concurso semidesnudo, ataviado solamente con un “pellejo” cuero de tigrillo. Ese disfraz logró despertar la hilaridad en la gente, que veía en él a un “Tarzán de la Selva” de mediana estatura. Su originalidad, entusiasmo y el gusto que trasmitió a la gente, le merecieron el primer puesto en el concurso. Aquéllos eran los días más felices.

El carnaval tiene cuatro días de expresión intensa: empieza un sábado y termina la víspera del miércoles de ceniza. Familias enteras se pasean orgullosas por calles y plazas, bailando y entonando dulces melodías, compuestas para la ocasión. Las calles se llenan de serpentinas, no hay persona que no las tenga alrededor del cuello.

Carlos Ortega, director del Instituto Nacional de Cultura de esta región, nos cuenta que los carnavales “son una festividad ligada a la diversión, a la alegría del pueblo y se celebra con el inicio de la fiesta de San Sebastián, el 20 de enero”.

Lo singular que tienen los carnavales en Huánuco, es el corte de árbol, más conocidos como ‘Yunza’. A diferencia de otros lugares, aquí solo se monda un árbol. No es como se cree, que son varios árboles que se cortan a la vez.

Ortega explica que con el correr del tiempo se han perdido características muy peculiares de los carnavales huanuqueños. “He tenido la oportunidad de ver en película un carnaval, si no me equivoco del 38 o 40, donde se puede apreciar la participación masiva del pueblo en comparsas, carros alegóricos, donde cada barrio desfila con su reina. Era tradicional ver los carros alegóricos de “Huallayco Vida”, “San Pedro”, “Escuchaca”, y de todos los barrios que tenía la ciudad”.

“Esto poco a poco se ha ido perdiendo. Creo que hay la mejor voluntad e intención de las autoridades de conservar la autenticidad de los carnavales. La municipalidad de Huánuco está pidiendo el apoyo y respaldo de las instituciones, para que se puedan celebrar los carnavales en esta ciudad”, comenta.

El Juego de los compadres y Comadres

Es el preludio de las fiestas de carnavales en Huánuco. Elvira Olivas, profesora de danzas, muy querida y respetada por nuestra gente, dice que la municipalidad entrega unas “huahuas” (pan de harina) a los padrinos y ellos lo tienen que vestir como bebés. Antiguamente se hacia en los barrios, pero hoy se hace en el municipio, donde son bautizados en presencia de un cura y un sacristán, que son personajes jocosos y pícaros que hacen reír a la gente con sus ocurrencias.

Ya en el bautizo, se pronuncia una frase muy conocida por los huanuqueños: “Yo los bautizo con agua de carrizo, para que no seas lizo”. Pero estos bautizos, que en realidad son juegos, se convierten muchas veces en compromisos serios y así surgen los compadrazgos.

Terminada la ceremonia, los asistentes participan de la fiesta donde comparten un rico cafecito, acompañado de bollitos. Después, para alegrar la fiesta, toman “huarapo” –extraído del jugo de la caña de azúcar–, así como aguardiente de “Pacan” o de la hacienda “Vichaycoto”, todo con la compañía de músicos. De esta manera se inicia el primer jueves de semana.

El correo de don “Calixto”
“Desde cuando era pequeñita, me acuerdo que salía el correo de don Calixto. Eso significaba el inicio de los carnavales. Salía de la Alameda de la República, donde los postillones o pregoneros (carteros) repartían, por las principales calles, cartas amorosas a las solteras o a las viudas, lo que Calixto les envía”. Así recuerda Elvira Olivas, una de las vivas costumbres de los carnavales huanuqueños.
El correo va acompañado por una banda de música y recorre las principales calles, anunciando el inicio de una nueva celebración del carnaval.
Javier Berrospi, periodista de esta localidad, señala que las cartas eran décimas de pie forzado y antiguamente se repartían en acémilas (burros).

El Bando y la llegada de Calixto

El viernes se realiza el famoso Bando, que viene a ser la disposición de Calixto correspondiente al año, y así, cada uno de los vecinos, puede hacer lo necesario para vivir durante las fiestas de carnaval. Estos se manejan literariamente con versos, medidas, rimas y cuartillas, por lo que se destaca a personajes pintorescos de la localidad, indudablemente conocidos en el ámbito.

En el Bando interviene un “amanuense” (secretario), un “canciller” (el responsable del carnaval) y el pregonero, como antesala a la llegada de don Calixto que es el día sábado, cuando hace su ingreso por Huallayco, recorriendo los barrios tradicionales, acompañado de un carro alegórico de mucho colorido y de su esposa conocida como Doña Pimienta.

Durante el recorrido, la gente en cada esquina baila la conocida muliza. Sobre esto, precisamente, nos ilustra Carlos Ortega, para quien “la melodía, propia de los carnavales de Huánuco, es la muliza. Si bien Pasco y Tarma se disputan la cuna de este género musical, la muliza huanuqueña posee características muy especiales, tanto en la letra como en la música, que la hacen única e inconfundible. Esta melodía propia de la región termina con un remate de ‘cashue’ y ‘Chimayche’ que, gracias al trabajo de muchos músicos, que continuamente realizan nuevas composiciones, aún conserva vivo el colorido y la esencia de la ciudad. Además muchas bandas de músicos aún interpretan las mulizas antiguas, que no han perdido su vigencia”.

Don Calixto y Doña Pimienta
“Calixto” y “Doña Pimienta” (la esposa) son personajes que han sido adoptados en los carnavales. Calixto el es el Rey -una simulación del rey Momo que hay en Europa y Brasil-, el personaje que preside las fiestas de los carnavales con su entrada a la ciudad.

Doña Pimienta es un varón vestido de mujer, un personaje pintado de colores fuertes y llamativos, con bustos y glúteos exagerados. Se caracteriza por proferir besos volados y levantar la mano saludando a la gente, como si se tratara de una reina haciendo adioses.

También forman parte de este jolgorio, decenas de jóvenes disfrazados danzando al ritmo de la “Muliza”. Y, mientras algunos jóvenes y adultos juegan con talco y serpentina, otros en cambio usan chisguetes y globos. Mi padre era uno de ellos, junto a sus amigos se divertía mojando a las señoritas de esa época. Pero lo que más les divertía –según confiesa– era lanzar globos desde lejos a la “tuba” de los músicos o a los “saxofones”. Les divertía hacer que el sonido de esos instrumentos musicales cambie de pronto, cuando los globos llenos de agua entraban a los orificios de esos instrumentos. Se escondían y de lejos veían como los músicos trataban de sacar rápidamente el agua que había ingresado al “saxo” o a la “tuba”

Miércoles de Ceniza y entierro de don Calixto
Llega el miércoles y ese día se despide el carnaval. Hay que enterrar a don Calixto. La gente ya tenía preparado desde la mañana su ataúd, confeccionado en base a carrizo y lleno de cuetes. Cuatro personas vestidas de negro transportarán el cajón.

La viuda no para de llorar y de llamar la atención con sus alaridos y desmayos, pero como van apareciendo más viudas plañideras, se descubre que don Calixto era “mujeriego”, situación que a la gente que asiste a los carnavales le hace mucha gracia.

Los asistentes se entretienen viendo las disputas entre las viudas. ‘Todas’ son hombres disfrazados de mujeres, que además de llorar por la desaparición de don Calixto, caminan por las calles abrazando y coqueteando con otros hombres concurrentes al entierro.

Los órganos genitales del difunto –hecho con frutas- están expuestos al público, sin ningún pudor. Un plátano bellaco en medio de dos naranjas, simulan los órganos sexuales del rey del carnaval. Las viudas abrazan a Calixto y lloran cogiendo el miembro con sus manos, mientras lo miran arrobadas.

La gente goza de este espectáculo y acompañan el entierro de Calixto, que al caer la tarde será arrojado al río Huallaga, desde el puente Calicanto.

Pero los asistentes no se van aún, falta leer el testamento del difunto. La concurrencia se aglomera impaciente por conocer los destinos de los bienes materiales de don Calixto. El testamento es redactado con mucha sorna e ironía, al punto que algunos personajes conocidos de la ciudad podrían heredar los calzones de doña Pimienta. Esto es motivo de por lo menos una semana de burla y risas, cuando las personas se encuentran con el heredero de tan singulares prendas.

Carlos Ortega, nos cuenta también que algunos testamentos de don Calixto –de años anteriores– fueron elaborados por personases muy importantes de Huánuco, de gran calidad literaria, por lo que espera que en algún momento se puedan recuperar y hacer un archivo de estos.

Menciona como ejemplo, trabajos de Tomantino Ríos y de Panay Lazo. Actualmente hay gente joven que está trabajando en ello, como Javier Berrospi y el doctor Virgilio López Calderón, como una forma de conservar invalorables recuerdos de lo que constituye una de las tradiciones folclóricas más representativas de nuestra tierra, los Carnavales Huanuqueños.

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