Los rascacielos de Tantamayo

Aprovechando los feriados largos de fiestas patrias decimos visitar Tantamayo, lugar donde se encuentra los rascacielos más grandes de América, que fueron habitados por los Yarowilcas, bello lugar que esta ubicado en la provincia de Huamalíes.

Nuestra partida estaba prevista para las seis de la mañana en la agencia Transportes Bella, sin embargo estuvimos esperando dos horas y media ya que dicho chofer nunca se presento. Este hecho motivo el enfado de los pasajeros y también de nosotros que estábamos entusiasmados por conocer dicho lugar.
Es entonces que decidimos tomar los servicios de la empresa “Chasqui”, donde nos dijeron que no había pasajes, por la cantidad de visitantes a ese lugar, e incluso los pasajes habían subido exorbitantemente, pero había la posibilidad de viajar de “intermedio”. Es así cómo nos aventuramos a viajar a eso de las 9.40 p.m.
Para suerte nuestra, había pasajeros que bajan por el trayecto y dejaban asientos libres, el cual nos permitió viajar cómodamente, e incluso con la grata compañía de gente muy amistosa, que contaban sus anécdotas y vivencias.

Durante el trayecto pasamos por Ayapiteg, y pudimos avistar la majestuosa Corona del Inca que es una formación rocosa que se levanta imponente sobre una loma. Luego pasamos por Quivilla, donde se festejaba con mucha alegría y pomposidad las Fiestas Patrias, con danzas típicas del lugar.

Luego continuamos con el viaje por varias horas mas y estaba a punto de quedarme dormido cuando los pasajeros gritaron “’Mira ya estamos cerquita a Tantamayo!., mi emoción fue grande, porque no veía las horas de llegar, pues eran las seis de la tarde y anochecía rápidamente.

A medida que ingresábamos a Tantamayo se veían casonas de dos pisos muy típicas de nuestra serranía, con techos de paja y balcones de madera, mas adelante pasamos por la plaza se armas, mientras el chofer no dejaba de tocar la bocina del bus como señal de haber llegado a nuestro destino.

Al bajar del bus lo primero que hicimos fue preguntar por un hospedaje, y luego de indagar entre los pobladores nos dieron razón de uno que esta muy cerca de la plazuela. Sin embargo hay que estar listo para lo inesperado. No hay que esperar excesiva comodidad, ni hoteles de lujo, sino que se debe tener un espíritu aventurero.

Eran las 7.00 de la noche y teniamos hambre, y nos recomendaron a la señora Matilde quién nos preparó un caldito típico, conocido como “chupe verde” hecho a base de olliquito picado, papas y yerbas aromáticas de la zona. Este plato estaba acompañado de una porción de mote de habas y otro plato de “cancha”. Lo cual pudo saciar nuestro apetito. Luego de terminar nuestro caldo decidimos explorar el lugar en medio de la noche, en dicho lugar cuentan con servicio de alumbrado eléctrico y creo que en ese momento no había luz pública, provistos de una linterna decidimos explorar el lugar.

Al principio caminos sin rumbo, y por una callecita pequeña nos tropezamos con un grupo de danzantes de Pallas que bailaban alegremente el “ayvvala”. Qué es el baile que se acostumbra hacer para las despedidas.

Luego procedimos a retornar a nuestro hospedaje a dormir y recuperar fuerzas para el día siguiente.

En la mañana nos levantamos a eso de las seis y media luego nos fuimos a tomar un delicioso café de cebada con su pancito y su caldito verde con papa sancochada. Luego decidimos partir a los famosos “Rascacielos Pre incas. Pero, antes los lugareños muy amablemente nos informaron sobre la ruta que debíamos seguir, ni cortos ni perezosos nos aventuramos llevando consigo una botella de gaseosa familiar, tres soles de pan huanuqueño, una lata de atún y frutas que habíamos traído de Huánuco.

Nuestro primer destino era Susupillo así que teníamos que seguir la carretera que va hacia Jircan hasta llegar a un puente, donde vimos un pequeño rió, luego teníamos que ascender hasta la comunidad de la Florida y en el trayecto nos encontramos con un grupo de adolescentes de Tantamayo que caminaban hacia una de las lagunas de Tantamayo. Ellas nos indicaron con más precisión la ruta que deberíamos tomar. En un cruce nos tuvimos que separar del grupo.

Nosotros continuamos hasta llegar a Japallan, donde encontramos algunos torreones en perfecto estado, mientras que otros están prácticamente destruidos por el tiempo. Seguimos subiendo con rumbo a Isoj. Pero, antes de llegar a isoj, encontramos una vivienda, donde había una anciana que solo hablaba en Quechua, felizmente Juan Carlos domina el idioma que facilitó la comunicación con la campesina. Allí debajo de choza, compartimos junto a ella nuestro “refrigerio”.


Después nos despedimos y llegamos a Isoj. Esté lugar esta más deteriorado sin embargo se puede apreciar muchas estructuras de construcciones antiguas.

Seguimos por un camino señalizado y llegamos a Susupillo, donde se puede apreciar casi todo el valle de Tantamayo. Según los estudios dicho lugar fue un centro militar, donde se ejecutaban a los prisioneros de guerra. El castillo de Susupillo esta considerado como el edificio pre historico mas alto del continente americano, consta de cinco pisos, tres pabellones, 16 habitaciones y un altar rodeado de tres murallas semi circulares. Son construcciones hechas de barro y piedra que a pesar de los años permanece en pie e invencible a la paso del tiempo.


Luego nos enrumbamos a nuestro siguiente destino Piruro, que está ubicado en la parte opuesta del Susupillo, y luego de tres horas de trekking llegamos a la ciudadela de Piruro, que se encuentra cerca al pueblo Goyllarbamba. Este complejo arqueológico tiene una plaza semi circular, en cuyo alrededor se construyeron números habitaciones de hasta seis pisos, uno al costado de otro.


Luego de explorar dicho lugar, retornamos rumbo a la ciudad de Tantamayo y llegamos a nuestro destino a las cuatro de la tarde.

Seguidamente tomamos un breve descanso en la Plaza de Armas, para continuar con nuestro recorrido. Esta vez decidimos ingresar a la Iglesia de Tantamayo, junto a la Señora Julia Ines quien nos contó un poco sobre la historia de la iglesia- En su interior nos llamó la atención el altar hecho en pan de oro, muy típicos de la época colonial. A un costado pudimos ver un pulpito, que ya no es común ver en las actuales iglesias. Además existen dos marcos gigantes cuyas pinturas de gran valor histórico fueron sustraídas en 1990 y luego el 2005 fueron recuperadas. Según relata la profesora Julia Ines, dichas pinturas elaboradas en oleo se encuentran deteriorados y necesitan mantenimiento por el cual demandó apoyo técnico para poder restaurar dichos cuadros, como también la iglesia que está considerado como Patrimonio Cultural.

Luego al promediar las 11 de la noche, salimos con destino a Huánuco, con la satisfacción de haber visitado este bello distrito con gente muy acogedora, y atractivos interesantes, ideal para hacer turismo de aventura, cultural y histórico, es por ello a puertas de celebrarse un aniversario este 23 de octubre, les ofrecemos este relato, y los invitamos a vivir su propias experiencias.Gracias Tantamayo.


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